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Pues una vez en una reunión de amigos, alguien contó anécdotas de su viaje a Estados Unidos y de cómo, en un motel de carretera las camareras servían el café con una cafetera, justo como lo hemos visto infinidad de veces en las películas.\nLa única vez que en España a mí me pararon en un control de alcoholemia fue hace doce años al salir de una autovía, en una rotonda para coger una carretera segundaria. Los guardias, en tono imperativo y con el tono de voz alto, muy alto, como si tuvieran un cabreo de mil demonios me dijero ¡¡SOPLE USTED AQUÍ¡¡ Me pasó igual que a tí, me acogoné un poco no sólo por la formas sino cuando me dijeron que había dado positivo. Les dije que me acababa de cenar y que me había tomado una caña de cerveza (en realidad era una jarra de 1/2 l.). Pues da usted positivo (ya en tono más sosegado). No debí dar en exceso, porque sin pedirme el carnet de conducir ni la documentación del coche, me dijo: Siga usted.\nLa verdad es que en USA hay cosas que son absurdas. En los programas especiales que hubo en la SER con motivo de las elecciones presidenciales en las que ganó Obama, me enteré de una serie de leyes sin sentido que había en algunos estados. Acabo de leer El Río de la Luz, un viaje por Alaska y Canadá de Javier Reverte, siguiendo los pasos del escritor Jack London por el río Yukon durante la fiebre del oro, y el autor cuenta también en el libro algunas de esas cosas absurdas.
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