|
sioc:content
|
-
Para mi Escocia es como pensar en mi segundo hogar. Y no es que haya pasado años viviendo allí, no. De siempre me ha encantado sus paisajes, su gente, sus ciudades, su historia, su whisky... ha sido una atracción casi inexplicable. En 2006 tuve la oportunidad de viajar a Edinburgo y pasar una semana allí y comprobé que mis sentimientos anteriores no eran erróneos. Descubrí una ciudad hermosa, tranquila, con un aroma histórico que en ciertos momentos me erizó el vello; ese castillo imponente en lo alto de la montaña se graba a fuego en la mente de quien lo ve. Algo debe de tener para que los españoles nos enamoremos de esta ciudad y su país. Y es que paseas por la calle Princes y de vez en cuando escuchas a alguien conversar en tu propio idioma, y eso te hace sentir que no eres el único hechizado por el espíritu escocés. No fueron unas vacaciones largas, pero fue tiempo suficiente para proponerme volver a visitar aquellas tierras. Recomiendo una visita al pueblo pesquero de North Berwick, con una hermosa playa con pequeñas islas en el horizonte. Jamás olvidaré la conversación que tuve con mi madre mientras estaba sentado en un banco de madera cerca del muelle y unos tímidos rayos de sol me daban en la cara.
|
![[This page as RDF]](http://webenemasuno.linkeddata.es/static/rdf-icon.gif){kind=icon}