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no pueden comer lechuga, pues el diablo se esconde en estas verduras; tampoco pueden pronunciar la palabra Shaitan (Satán, en árabe); por extensión, de su boca no pueden salir términos que empiecen por sh, ya que es el sonido con el que comienza la palabra Shaitan; no pueden vestir ropas que contengan el color azul oscuro y la ropa interior siempre debe ser blanca. Unos ejemplos del absurdo al que llegan las absrdas normas religiosas. Daría risa si no fuera porque estos mismos yazidis son los que lapidaron hace pocos meses a una adolescente porque se había enamorado de un musulmán (algo absolutamente prohibido). \n(¡qué bonito debe de ser el cielo en el Annapurna!)
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