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la mujer liquida escapa sobre las baldosas doradas de mi persecucion ciega. Soy injusto pero los hombres de siempre nos quedamos absortos ante lo absoluto que es tan relativo. Mi cuerpo por ejemplo, arrastrandose como la serpiente eterna en pos de ella. Tentandola por universos de gas y azucar donde Pierrot sufre encadenado por los dioses.
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