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Interesante historia. Los amigos de los animales, defensores, etc. en algunos casos son extremistas. Comprendo que se hacen verdaderas bestialidades con los pobres animales. Pero, no todos somos iguales. Una amiga se quedo con un gato de una ong gatuna, o algo así. Todos los días la llamaban para ver como estaba el gato. E incluso le hacían visitas. Ya un día se cabreo, y les contestó que porque no le preguntaban como estaba ella, que siempre por el gato y que ya estaba harta. Creete que fueron a por el gato, alegando que no era apta para tenerlo. ¡Incréible, pero, cierto! A mi me gustan los animales y los quiero. Disfruto con ellos. Pero, no soy extremista. No puedo comparar a un animal de compañía con un hijo como conozco gente que lo hace, y por ello no dejo de amar a los animales. Pero, cada uno en su sitio. Un saludo.
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