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Los comienzos de la literatura de viajes la inventaron los grandes descubridores, de los cuales, vaya memoria!, no recuerdo sus nombres. Recuerdo haber leído de periodistas que también escribían columnas de viajes y describían animales monstruosos sin moverse de una silla; así paso con el cocodrilo o el hipopotamo. Soy de los que cuando hago un viaje de placer suelo visitar una librería de viajes para encontrar algo que me sirva: una guía, fotos, incluso un diccionario de aprenda un idioma en quince minutos. Jeje. Y la verdad es que si me han servido hasta ahora, al menos, para hacerte una ligera idea de por donde van los tiros. Saludos.
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