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Bonito pueblo Binibeca, en una tasca como unos de los mejores mejillones que jamas he probado, en un banco de madera y entre unas paredes encaladas, los restaurantes de copete estaban llenos y nos refugiamos en una taberna portuaria, pan de horno, tomate fresco, vino pobre pero honrado... Gratos recuerdo (Un manjar puede ser cualquier bocado, si el horizonte es luz....). Un beso
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