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Lo de la leche no me extraña, a mi tampoco me gusta, pero igual el agua le sentaba mal. Le pasaba a Carmiña, mi madre. Mi abuela a los 90 le echaba un poco de vino al agua para matar los bichos, decía. No es tontería, con Quina Santa Catalina y aspirina vivió a tope de facultades físicas y mentales, eso sí, era castellana recia y rancia).
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