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A Juan Albors, arquitecto.\nEstimado Albors: \nQuedé gratificado en extremo al contemplar tu enviadiable casa junto al mar. Y seguí leyendo. \nY, como adulto y hombre de letras, me permití el lujo de opinar, como acostumbramos a hacerlo cuantos amamos la tertulia y las palabras. Conozco la poesía, obra y vida del malogrado Gil de Biedma. Estoy seguro de que él, de haber leido mi sincero comentario, se hubiera sonreído. Me animé a contestar porque tú mismo insinuabas que de la polémica puede venir algún aprendizaje. Pero, mira por dónde, al hacerlo, tú y tu entorno, os subís por las paredes, como si necio de mí, hubiera confundido el telediario con una ecuación. Veo que no se estila ya disentir, sino asentir con breves, elogiosos y reiterados comentarios que engrosen el caudal de las visitas. Lo sorprendente del caso, es que al asomarme a tu porche, aparezca un desconocido, empiece a ladrarme, como si de un intruso molesto se tratara, haga chacota de autores como Góngora o Fray Luis, me insulte con diminutivos, y te gratifique su presencia. La conclusión, para mí decepcionante, es que todavía sea normal confundir diálogo con debate. La primera vez que expuse mi opinión en el blog de un famoso en la Comunidad, opinión distinta a la suya -a mi juicio, complementaria-, no disimuló el interesado su mal humor. Traté de explicarme y, afortunadamente, dias después, me señaló como amigo. Pese a todo, con mis disculpas, un cordial saludo
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