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Querido viajero:\n\nEn tu infinito viaje, infinito por largo y por profundo, has visitado dos de los símbolos más terribles de la barbarie humana que han dejado dos huecos irrellenables en lo que nos rodea, uno material y otro inmaterial: la sequía en el lugar que ocupó el mar de Aral y el vacío en el lugar que ocupó una creación importantísima de la mente humana. He escrito símbolos porque ellos nos muestran. si lo queremos ver, el desprecio por la vida de los seres humanos de quienes han perpetrado esas barbaridades. Los huecos dejados por esos hechos salvajes son como tumbas vacías que contienen el recuerdo de tantas vidas humanas segadas por la sinrazón y el delirio. Y aún con todo eso podemos ver en tus magníficas fotografías que la vida sigue, que los niños siguen jugando ignorantes de la trascendencia de las destrucciones que los rodean, como si ellos fueran incapaces de perpetrarlas; quizá alguno de ellos sean protagonistas o víctimas de hechos similares en el futuro, pero otros sabrán, y lucharán por ello, que a pesar de los bárbaros la vida puede vivirse de otras formas y seguirán construyendo en lugar de dedicarse a la destrucción. Siempre quedarán gentes como los Kochi que saben que salimos de la tierra misma\n\nEstas palabras que te escribo son sólo una pequeña parte de lo que la narración de tus interesantísimas andanzas evoca en mi y me hace reflexionar. Gracias por poder ir de alguna manera a tu lado en este viaje que nos muestra la variedad del mundo, las bárbaras y las maravillosas posibilidades que tenemos y cómo podemos seguir adelante eligiendo un camino u otro.\n\nUn abrazo muy fuerte.
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