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Por supuesto, son las puertas las responsables del comentario. Pero, Juanjo, no debes sorprenderte, menos aún alarmarte. Si las palabras resultan tantas veces ambigüas, pese a la claridad del pensamiento que las provoca, ya me dirás, las imágenes; ya me dirás, las puertas cerradas. Pueden resultar incomprensibles. Encierran demasiado misterio. Me atraen más las puertas abiertas, aunque sean falsas o pintadas en un decorado. Las ventanas son otra cosa; me sorprenden incluso cerradas; sugieren tantas cosas. Perdona mi pedantería, pero adoro los pórticos de la gloria, aunque sean de mentirijillas. Acepto gustoso tu copa de orujo. Un abrazo
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