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Gracias Rosa de la primera declinación, por tu comentario y por aceptar mi amistad, aunque debo confesarte que, a mi pesar (o por ausencia de un perro pastor convenientemente entrenado), mis amigos no forman un círculo sino una figura indescriptible en la que ellos deciden dónde colocarme. Y es su bondad (o compasión) la que les impide mantenerme fuera de esa figura aunque a veces imagino lo que deben pensar y/o desear.
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