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Si en el caso de ser yo el ejecutor de esta obra, me hubiera permitido a la hora de juzgarla, decir: Ya sé que el resultado no es una maravilla pero las limitaciones iniciales fueron importantes... ¡Qué rapapolvo me hubiera caído! Me hubieras puesto a caldo con lo de la falsa humildad y aledaños. Pues, sí señor, es una señora casa donde apetece vivir. Suerte tengo de no sentir codicia por los bienes ajenos. ¡Enhorabuena!
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