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Tras la última foto, sólo me queda enseñar las vajillas y cuberterías de sus moradores.\n\nBueno, quizás algo más ya que estamos en ello: Esas barandas de ladrillo son las protagonistas de la fachada. Cada tramo entre pilares es una composición en sí misma. La hendidura que se aprecia y que coincide con cada pilar es una solución para evitar fisuras por dulatación y contracción del material por tener su longitud total tan larga, al tiempo que crea un ritmo relacionado con la estructura. La estructura debe ser ordenada como en época renacentista prescindiendo de las necesidades egoístas de la planta baja. Los dos desagües de terraza (dos mejor que uno por si uno se obstruye) que aparecen por módulo aportan un contrapunto a la continuidad de la baranda. La altura de la misma es tal que permite la visión desde el interior, por encima de la vista en posición de reposo en la sala, al tiempo que, por ser opacas, dan privacidad desde la calle. El complemento, necesario por seguridad, de los pasamanos de acero, resueltos con su mínima expresión para que sean lo más transparentes posibles por encima de esa altura protectora de vistas son un tubo de acerto, muy ancho y de poca altura para la comodidad del que se apoya sin que por ello den una imagen excesivamente potente. La pared del fondo está pintada y no es de ladrillo visto para constituir un fondo más neutro y no restar protagonismo a las barandas\nLos toldos del ático son los mismos que los de la fachada aunque nunca puedan verse juntos (Dios todo lo ve).\n\n¡Cualquiera os enseña algo que haya sido proyectado improvisadamente!
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