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Amo las palabras. Y los libros como contenedores de las mismas.\n\nDecía Amos Oz en su biografía que el buen lector no es el que pretende llenar la distancia entre el libro y el escritor, sino el que investiga el espacio entre el libro y el lector, sea él mismo o sea la sociedad en general.\nEs una idea que me gustó, por un lado, desacraliza el libro, da énfasis a su uso, a lo que genera, ese examen de nosotros mismos y de nuestros pensamientos enfrentado a otras situaciones y otros pareceres.\n(¿Campo de pruebas sin riesgos? Bueno, el concepto de riesgo siempre es discutible)\n\nY desde luego, me gusta leer, es un regalo tener una tarde sin nada que hacer, ni siquiera tentaciones que llamen a actuaciones más urgentes, sentarse en el sofá, prepararse una copa larga y dejar que los ojos marquen las horas de izquierda a derecha, de arriba a abajo...\n\nY... no puedo resistirlo, hay que dejar constancia de las lecturas, ahí va uno que leí hace años y me impactó por su impudicia, por la naturalidad que pueden conseguir los actos más desgarrados: “El gran cuaderno”, de Agota Kristof.\n\nBuen viaje.
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