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Si las administraciones no intervienen y reciben el apoyo social se van a extinguir o empobrecer muchas culturas. Los franceses lo tienen muy claro ante el monopolio anglosajón. En el caso del catalán, por ejemplo, es evidente que se potencie la lengua, y aunque se potencie más y más nunca se hace en detrimento de otra lengua que tiene poderosos defensores en el Estado, fuera de España, y en la industria y mundo empresariales. La guerra de las lenguas es una guerra interesada, un conflicto artificial, dentro de una estrategia de confrontación de grupos y territorios.
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