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Va, venga, Carmen, no me emociones. Gracias por tus elogios a los míos. No sé que decirte en cuanto mi aparente bondad. A veces me siento muy malvado (escribiendo, nada más), otras muy estricto y exigente conmigo mismo (trabajando) otras permisivo hasta la médula (Roger bien lo sabe, del que me enorgullezco por considerarlo muy mimado y poco consentido), siempre muy afortunado por tener a Anna a mi lado (incomprensible me sigue pareciendo) y por tener amigos como tú, Carmen.\n\nGracias por tu cariño.
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