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Repito lo que dije en tu otro post, casi por error. LAMENTARÍA MUCHO QUE SILVIO BERLUSCONI, O el PAPA DE ROMA DECIDIERAN SOBRE MI VIDA. PREFERIRÍA QUE LO HICIERA MI PADRE, AUNQUE ESTUVIERA EQUIVOCADO.(no somos de la misma cuerda, que le vamos a hacer) SE QUE ÉL ME QUIERE MÁS, Y ADEMÁS ES MI PADRE. ELUANA PENSARÍA IGUAL. Lo triste de esta historia es que la iglesia y el gobierno italiano se han permitido el lujo de cuestionar el amor de un padre por su hija, y , que me perdonen los católicos, pero eso me parece una indecencia enorme, además de un insulto imperdonable.
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