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  • Me parece que "MatarNOes1derecho!!!" mezclas muchos conceptos de una manera muy pasional pero falta de criterio argumental, hasta el punto de que es difícil saber exactamente qué quieres o qué pretendes decir. Hablas de "ideas necrófilas", de Hitler y el III Reich, de los Castro, de "zETAp" y hasta citas al gran Stanley Kubrick, invitado no se sabe muy bien por qué a esta vorágine de mayúsculas exaltadas y signos de admiración punitivos... Yo creo que hay mucho resentimiento e ira en tu espíritu, y posiblemente, con solo mirar y sentir el mundo y el tiempo que nos ha tocado vivir, no te falten razones para ello; si la parrafada ha servido para aliviar esa pesada carga, bienvenida y "bien-escrita", aunque debes saber que metiendo en la coctelera tantas ideas tan distintas, agitando y después vertiendo su contenido indiscriminadamente a la parroquia seguidora de este o cualquier otro blog, flaco favor hace a la idea (supongo que central de tu comentario) de que "matar -a otro ser humano, entendemos- no es un derecho bajo ningún concepto", tampoco en el supuesto del aborto. Yo también lo creo. ¿Dónde empieza la vida? Esto podría llevarnos a un sesudo debate filosófico. No obstante, una de las argumentaciones de los pro-abortistas es que un embrión o un feto no es más que una prolongación del cuerpo de la madre, por tanto, reside en ésta la facultada de decidir sobre el mismo. Esta argumentación es fácilmente rebatible desde el punto de vista científico. Si convenimos en que la información genética de cada ser es la base material sobre la que se sustenta cada individualidad, tendremos que aceptar que, si todas y cada una de las células de el embrión/feto contienen una información nuclear idéntica entre ellas ligeramente distinta a la que contienen todas y cada una de las células del cuerpo de la madre, estamos entonces hablando de dos seres (humanos) y, por tanto, de dos individuos diferentes. Los núcleos de las células hepáticas de la madre contienen 23 pares de cromosomas con una codificación genética idéntica a los núcleos de sus células epiteliales, solo que unas se especializaron en unas funciones y las otras, en otras, a partir de unas primigenias "células madre". Esta dotación genética (genotipo), presente en los núcleos de todas las células del embrión/feto, varía, aunque sólo sea en un 0,01%, respecto al genotipo de la madre (y del padre), merced a la recombinación genética que se dio en el proceso de meiosis (la formación de las células sexuales o gametos, causante de que muy difícilmente pueda haber dos individuos genéticamente iguales, con la excepción de los gemelos univitelinos), y he aquí la razón de que los hijos se parezcan, pero no sean iguales, a los padres. Así pues, la fecundación, entendida como fusión de dos gametos, uno masculino (del padre) y otra femenino (de la madre), es la causante de la generación de un nuevo individuo de la especie similar, pero distinto y genuino, a sus progenitores. Por decirlo de algún modo: 23 cromosomas que aporta el espermatozoide (con su carga hereditaria, ya recombinada) y 23 el óvulo (con la suya propia) se mezclan en un complejo proceso biológico (la fecundación) y da lugar a una "célula huevo" o cigoto con un genotipo original e irrepetible que expresará un individuo único. Por lo cual, de ninguna manera el embrión/feto puede ser considerado una prolongación, apéndice o no sé cuantas cosas más se han dicho, de la madre.\nTambién alegan que el embrión y/o el feto son partes completamente dependientes del cuerpo de la madre; como el resto de sus órganos necesitan del riego sanguínea que les aporte nutrientes y oxígeno, y les retire sustancias de desecho, así mismo ocurre con el ser que lleva en sus entrañas. (¿?). Es cierto, pero, ¿le resta ello "categoría" vital o individual? Si fuera así, por la misma lógica, personas en coma, conectadas a alimentadores y respiradores artificiales no serían tampoco seres humanos sino meras prolongaciones, no ya de una madre, sino de máquinas mecánicas; o los abuelos dependientes, cuya autonomía puede llegar a ser sumamente limitada para cualquier acción cotidiana, deberían ser borrados del registro de seres humanos en tanto que desvalidos, carentes de autonomía y desde el punto vital muy limitados.\nTambién se dice que la vida (en especial la humana) se inicia con la conciencia. La conciencia se desarrolla paralelamente a la formación del sistema nervioso; así pues, en los estados embrionarios en que no hay rastro de sistema nervioso (aún), no hay conciencia y, por tanto, no se puede hablar del que el ser que se lleva en el vientre sea un ser humano (completo, al menos). Bueno, este es un argumento verdaderamente pobre y hasta ridículo. Con estas consideraciones, y puesto que una bacteria no tiene sistema nervioso, tendríamos que concluir que ¿no es una forma de vida? ¿Deberíamos considerar sólo formas de vida aquellas que llegan a desarrollar cualquier atisbo de conciencia? Los árboles no piensan (que sepamos, al menos en la forma que lo hacen los humanos, ¡afortunadamente, a veces!), luego ¿no son formas de vida? Vale, aceptemos que un embrión de una semana no es un ser humano; si ya hemos quedado de acuerdo en que tampoco es un apéndice, órgano, etc. de la madre (demostración o prueba genética), ¿entonces, qué es? ¿Un alien? ¿Un microbio?\nLos hay más sutiles y se enredan en el terreno metafísico: como una semilla no es una planta, un embrión no es un ser humano. Y se quedan tan anchos. Es evidente que una semilla no es una planta (en acto), es una planta (en potencia), porque constituye una fase en el desarrollo y transformación del ser (parece que los que sostienen este argumento se perdieron algunas clases de filosofía griega...), y el ser es la planta, el vegetal. Igualmente, el embrión es una persona en potencia, mejor dicho, un adulto en potencia, pero no por ello deja de ser un ser humano en una de sus fases del desarrollo como lo es un niño o un anciano: cambia la forma pero no la sustancia, y la sustancia es el ser humano.\nYo creo que el error es situar la fecha de nacimiento, la onomástica, el aniversario, en el día del parto, de la "llegada al mundo". En realidad, la llegada al mundo se produjo 40 semanas antes (algunas menos en los más prematuros), porque ahí tiene inicio la existencia en la sustancia actual (para las filosofías orientales, pudieron haber otras sustancias previas y habrá otras de posteriores). Por supuesto que con la vida en el exterior del útero materno comienza un aprendizaje por la supervivencia muy distinto (a menudo agresivo) al mundo de sensaciones y estímulos más o menos agradables que se dieron en el vientre, donde la confortabilidad (aunque también cierta indefensión) están más o menos garantizadas. Pero hay que obsertvar que de "nacimientos", de hecho, se producen varios a lo largo de la vida: el primero, indiscutiblemente, es la fecundación, la que sienta las bases "moleculares", por decirlo de algún modo, de lo que es y será un ser humano; el segundo, el parto: la llegada a un mundo nuevo inicialmente (y a menudo, posteriormente) hostil, en que completaremos la segunda larga fase de la existencia; el tercero, la emancipación, la separación del paraguas protector paterno/materno, ese periodo que actualmente cada vez se retarda más y más, pero que en multitud de civilizaciones que han sido y son tiene gran significación (hay que observar, si no, todos los rituales iniciáticos de adolescencia y juventud que no entrearé a describir) y constituye el descubrimiento de un nuevo mundo de responsabilidades y sentimientos (emparejamiento, boda, la formación y sostenimiento de una familia, búsqueda de un techo independiente bajo el cual cobijarse, etc.); el cuarto, la pérdida, usualmente de algún ser muy querido (pueden ser padres, pueden ser hijos, pueden ser marido o esposa), esa pérdida afecta y transforma desde un punto de vista psicológico al individuo, hasta el punto que debe readaptar su existencia a la ausencia física del ser con quien mantenía ese vínculo especial, lo cual supone, en cierta manera, en caso de superar dicho trance claro está, un nuevo nacimiento del ser (en este sentido, toda civilización ha instaurado rituales entre cuyas razones está la de ayudar al individuo a sobreponerse al trauma); y, en general para todo creyente en cualquier forma de trascendencia, existiría aún un quinto nacimiento, es decir, el que sucedería más allá de la muerte del cuerpo, ya sea reencarnándose, ya sea con la persistencia del ánima en cualquiera de sus formas.\nY bien, finalmente, está el debate ético. Si un embrión/feto es un ser humano, ¿es su muerte causada, premeditada y deliberada un asesinato? Asesinato, como homicidio, son términos con fuertes connotaciones jurídicas y, hoy por hoy, en las (auto)llamadas sociedades desarrolladas, en mayor o menor grado, no se penaliza este tipo de muerte ni se le atribuye agravante alguno de alevosía, ensañamiento, etc. Por tanto, no tengo conocimientos de Derecho pero supongo que no se puede, ni a nadie se le ocurre hablar con propiedad del aborto, como de un asesinato. Pero más allá de estas consideraciones, que no dejan de ser mera convención, está la moral, incluso la consecuencia y el sentido común. En mi opinión, caen en un contrasentido o incluso en una falta de coherencia quienes, desde cualquier ideología, derechas, izquierdas, liberales, conservadores, etc., que de todo hay, defienden vehementemente los derechos humanos (convencionales también) y la vida en general (se preocupan por el medio ambiente y la imparable extinción de especies a manos del hombre, por el "habeas corpus" de los detenidos, por la lucha contra las injusticias y los crímenes en las guerras, y, por cualquier tipo de abuso y/o maltrato a animales u hombres), y, sin embargo, defienden el aborto como un derecho inalienable de las mujeres, sin entrar a considerar que la defensa de dicho derecho (que no digo que no exista o que no les deba ni deba asistir), entra en clara confrontación con el mismo derecho a continuar viviendo de una forma de vida h-u-m-a-n-a. No sé hasta qué punto se plantean las consecuencias reales de la defensa a ultranza y con frecuencia sin matices de ninguna clase del aborto como "medida liberadora de la mujer" (¿?). Ya me imagino que no todas las personas que están a favor del aborto, con o sin matices legales, con o sin limitaciones, llegado el caso en carnes propias, o en el de una hija suya, optarían por ella o animarían a hacerlo, sin meditarlo mucho o con pesar, al menos, pero me parece también que el debate se ha exacerbado, se ha utilizado por unos y otros para enfrentar a sectores sociales e ideológicos con oscuros fines partidarios (llámese ganar votos y/o adeptos, enfervorizar y dirigir a las masas para cumplir con aquello de "a río revuelto, ganancia de pescadores", distraer al personal de los graves problemas (de difícil solución) que afectan a la sociedad en general y a muchas personas en particular, etc.). Una lástima. Y en buena medida los políticos, en tanto que legisladores y gestores de las normas sociales que regulan la convivencia, son los máximos responsables de este desastre, animados por poderosos medios de comunicación que siempre están al pairo de espurios intereses. Y bien, seguramente "MatarNOes1derecho!!!", tal vez bienintencionado, cae en esa trampa, como tantos, y entre todos nos perdemos la posibilidad de entablar un debate razonado y sereno sobre el tema y sobre la necesidad de legislar en el sentido en que se ha hecho recientemente en España.
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  • 2010-05-25 18:15:35
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