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Desde el acantilado se elevó\n\nno sabe aún como le pudo ocurrir. Era como un milagro, estaba volando!\n\nNo puede ser, pensó, pero estaba sucediendo\n\nLa sorpresa dejo paso a la incredulidad y esta al temor\n\nNo es posible, estoy soñando para concluir tras comprobar que tampoco estaba soñando en las preguntas que todos nos harámos si nos encontrarámos en su situación...\n\nEmpezo a temer no solo e lo que podría a pasar a partir del momento en que eso era una realidad. Empezó a comprender la angustia que le producía el saber que ese era el principio de su fin.\n\nLentamente, como lahoja cae del arbol, girando en plano sobre si mismo, empezoa aperder altura..\n\nAlla, bajo su cuerpo, una láminia incolume parecía estar esperandole sin más pretensión que acojerle en su seno\n\nY empezo, en silencio, a llorar.\n\nSus lagrimas parecian ser capaces de llenar un nuevo mar, un nuevo océano...\n\nPero el, caía lentamente como si esa caida fuera eterna...\n\nLa lagrimas no solo recorrían su cara, tambien recorrian su cuerpo. Llegó un momento que cualquiera podía decir que no lloraba, que llovía sobre el\n\nEl acongojo era extremo hasta el punto que dejó de ver, dejó de sentir, tan solo lloraba.\n\nSin ser consciente de ello se posó, libre sobre el borde del mar, allá donde el acantilado acariciaba el agua y no supo que hacer, no supo que pensar\n\nSolo al dia siguiente cuando encendío, como cada mañana la radio lo entendió.\n\nlas noticias bramaban la tragedia, en un pueblo cercano y conocido a dieciocho Km. de la gran ciudad\n\nel ya había llorado por la tragedia venidera, por la tragedia ajena a su ser, por la tragedia cercana y de todos.\n\n\nDedicado a quien el 23 le cambió su vida para siempre y a los que la perdieron para siempre mientras al otro lado del mundo alguien intentaba alcanzar ese punto cardinal vertical de esta pequeña parte de la tierra.
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