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No se pierde una gota de agua ni de luz, Mercedes, un vergel inmenso al lado del desierto. Y Abdelkader, como dices, libertad en movimiento. Algunos otros pude ver, en los cafés abiertos al efecto, sobre todo en la capital, pero él iba tan ricamente por la calle, a la vista de todos. Me gustó su valentía.\nBesos.
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