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Me vi con la necesidad de ampliar un poco mi relato anterior, por el simple hecho de no dejarlo fuera de tiempo y espacio... A simple vista es una historia de amor que ocurrió por allá en los años 80..., aún con severas limitaciones en cuanto a los viajes este-oeste, incluso en Europa. ¿Qué decir de Cuba? Esa pequeña, aislada isla tropical que se yergue orgullosa en las narices del Gran Imperio cual hueso duro a roer, viviendo el día al día el casi medio siglo de embargo impuesto por el que se da golpes en el pecho de ser representante indiscutible de la democracia.\n\n Tiempos impensables a todo cubano de a pie de hacer viajes de paseo si no fuera invitado y costeado su viaje en dolares por una persona o instutución "de fuera". Medida por demás, bastante lógica, cuando Cuba para su sobrevivencia tenía que pagar todo lo exportado en divisa dura o, en mercancías de trueque en caso del antiguo campo socialista. El dólar sólo circulaba en las altas esferas financieras del gobierno, ni tenía validez en la calle, ni estaba permitido de poseerlo so pena de ser sospechoso de estar vinculado con grupos ilegales.\n\n Por todo eso, el viaje de mi amiga a Europa..., fue más que un sueño realizado! Encima se encuentra con un amor que sólo se encuentra en las novelas rosa, barriendo todas dificultades que nos imponen los idiomas, no así los sentimientos y emociones que cobran vida sin límites cuando son verdaderos. Sin embargo se antojan tan inverosímiles e imposibles de realizarse como el cese de ese incomprensible e inhumano embargo a la Isla aún en nuestros días...\n\n
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