Creo que, como padre, no soy ni puedo ser objetivo, pero reconozco que cuando vi este dibujo de mi hijo Roger, de cuando tenía cuatro años (hace ahora más de diez), me impresionó profundamente. \n\n
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Porque admití que yo podría saber copiarlo pero nunca podría crear algo parecido.\n\n
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Me impresionaron varias cosas: \n\n
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Ese 12 que figura inexplicablemente en la esquina superior. Creo recordar que correspondía a los primeros números que sabía representar. Pero esa libertad en compaginar descubrimientos con el dibujo de una cara, sin relación aparente, me pareció digno de admiración.\n\n
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También me sorprendió esa voluntad y esa capacidad en llevar hasta sus límites los bordes del dibujo. Como si no quisiera dejar espacios sin control. Y todo ello sin necesidad de llenar con trazos toda la lámina, tan sólo controlándola. Tan diferente a mí en este tema que, quizás maleducado, me gusta que los dibujos “respiren” y valoro el espacio que los envuelven. Y, en este dibujo, ese "aire", ese espacio no está alrededor sino en su interior.\n\n
Y, por último, advertir que parece dibujar el total de la cara en un papel mayor, inexistente, sin que eso represente mayor problema pues la figura queda imaginada en su totalidad.\n\n
Con todo lo anterior, el trazo firme y seguro me pareció lo de menos. \n\n\n\n
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Siempre he sentido un gran respeto por ese dibujo que aquí y ahora traigo para vosotros. \n\n
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Roger Albors\n\n
Lápiz sobre papel\n\n
20.5 x 15.5 cm\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n
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\nEl artista, pletórico por su trabajo\n
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