Niñito que trabajas en el campo, pastoreas las ovejas y las vacas, y al perrito le llamas perrito, échate bajo ese árbol robusto que tanto te gusta para descansar\n\nNiñito que portas con cuidado a tu hermanito sobre la espalda a cuestas\n\nQue llevas el cántaro sobre la cabeza\n\nNiñito que vendes pañuelitos en las ciudades y agua y limonada en bolsitas\n\nNiñito que suplicas regalito-cadó (cadeau), pero no te enfadas si no se te da, porque sigues sonriendo \n\n
¡¡Ay niñito!! qué dolor da, pero en mendiguitos no os convertirán\n\nNiñito que como suplicas “cadó”, suplicas que te curen tu pupita y no sollozas cuando se te cura aunque te escueza la herida\n\nNiñito que imaginas, y que te ríes también con otros niños pequeños y grandes, y bailas y cantas y te sorprendes\n\n
\nNiñito que te inventas juguetes con una chapa, una lata, una caja de cartón y trozo de plástico\n\nNiñito que cantas, que besas, que acaricias \n\nNiñito que llamas a esa persona de color menos intenso que el tuyo Tubabu con risas en tu boca y lucecita en tus ojitos\n\nNiñito que aprendes cosas en el cole y sueñas con jugar\n\nNiñito juega, juega bajo la lluvia y ríe con tu alma\n\nNiñito que cantas, que bailas, que coges de las manos, del dedito y acompañas cada paso que damos\n\nNiñito africano de verde sonrisa, así te guarden todos en su corazón y dichoso seas\n\n\n\nEn recuerdo de los niños que vi y conocí.\n\n
En recuerdo de los compañeros de viaje que curaron y amenizaron las veladas de muchos niñitos del campo.
\n\n
Los niños corren hacia ti para engancharse de las manos. Podías coger estrechamente cinco manitas a la vez, y acariciabas sus caritas, sus cabecitas, sus orejitas, sus barriguitas, como ellos también hacían, y ni ellos ni tú, se soltaban en todo el momento. Demasiado breves se me hicieron esos momentos, en los que transcurría el día con ellos.\n\n
Hubo un momento que mi cabeza fue invadida por multitud de manitas que querían peinar y atar mi cabello como fuera posible, o mis dedos de la mano eran separados para poder enganchar tantas manitas como pudiese. Tarde días en deshacerme aquellos tiernos enredones. Tardaré una eternidad volviendo a recrear aquellos momentos vividos.\n\n
\n\n
\nEn recuerdo de aquella mañana torrencial en medio del campo, refugiados en un cobertizo con cinco niños y una anciana. Cantamos, jugamos con los niños, bailamos con ellos. Curaron el pie de la anciana, un compañero nos deleitó y atrapó a pequeños y mayores con sus trucos de magia. \n\nEn recuerdo de aquel atardecer en la aldeita en la que todos los niños nos siguieron por la montaña, cargados con sus hermanitos a cuestas, y nos tocaban el pelo, nos peinaban, cantaron con nosotros, nosotros con ellos y jugamos todos juntos al corro de la patata ante las risas y sonrisas de sus familias, de su pequeña comunidad que tan bien nos acogió. \n\nEn aquellos momentos tan mágicos y bien vividos, no hicimos ni una sola foto, pero todos guardamos en la memoria a aquellos niños y aquella comunidad de gente. \n\nEn recuerdo, también, de la preciosa y encantadora pareja de gallegos que nos deleitaron con su estupenda voz y sus juegos divertidos e ingeniosos con los que reímos a carcajadas niños y mayores. Y descubrir que incluso en la treintena,o a los cuarenta o cincuenta años, los mayores, también seguimos jugando y disfrutando con los niños y como si fuéramos uno más de ellos.\n\n
\n\n\n![[This page as RDF]](http://webenemasuno.linkeddata.es/static/rdf-icon.gif){kind=icon}
