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  • A través de la llanura sin fin

    Capítulo 4

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    Aquel mediodía, después de haber estado cocinando para los niños y agricultores de la comunidad, después de haber estado hablando sobre los precios del café y las cosechas, y de los precios desorbitados del arroz, la carne y la leche, después de haber recogido y organizado todo, distribuidas en los diferentes talleres de formación en economía doméstica, informática, sanidad, medio ambiente, idiomas y otras materias, las mujeres volvieron al campo y algunos niños a la escuela. \n\n

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    La pequeña Julie, había mostrado gran interés en la cocina, ayudando a remover las salsas que se estaban preparando. Tomás, en el taller de informática. Lo impartía Julius, un joven tanzano de veintipocos años. Su padre había sido profesor en la universidad y allí pudo realizar cursos a distancia para formarse como ingeniero informático. Julius y Tomás estuvieron hablando largo tiempo sobre programas y juegos que Julius desconocía y se quedaba extrañado. \n\n

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    Después de la estancia en la cooperativa, marcharon a la escuelita. Cuando algunos jóvenes eran liberados de las cargas del campo y las mujeres y hombres ocupaban su puesto. Eran jóvenes que no podían asistir a la secundaria, pues más dinero costaba la matrícula, y sus familias necesitaban sus brazos. Después del trabajo, unas pocas horas para poder continuar sus estudios, asistían a última hora a la escuelita. Muchos de ellos tenían sueños de crear sus propias empresas o trabajar para el gobierno, pero el trabajo como guías o en los parques era lo más práctico que encontraban para empezar. \n\n

    Katesigwa era una joven de 18 años. Trabajaba en una tienda, y hacía grandes esfuerzos por aprender idiomas. Quería tener una agencia propia de viajes, junto a Fabián. Fabián chapurreaba un poco el español y francés, que había aprendido de oído, con un acento precioso. Sabía varias lenguas autóctonas e inglés a la perfección. Su sueño era ser maestro de idiomas. Pero era un gran artista. Pintaba unas láminas preciosas, y Julius le insistía en hacerle una página web para poner sus telas pintadas a mano en venta. ¡¡Podrás verderlas por todo el mundo!! Fabián se reía. ¿Mis pinturas? ¡¡Gracias amigo, pero, en la tienda de Katesigwa ya me pagan algo por ellas, si las venden! Julius intentaba convencer a Katesigwa para abrir una tienda por Internet. \n\n

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    Julie y Tomás a esas horas parecían cansados, pero permanecieron muy atentos a todas las conversaciones que se mantenían en la clase y a la forma de enseñanza. Casi toda la clase, se la pasaron charlando realizando diferentes actividades, y ellos dos participaron como uno más. \n\n

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    La vuelta hacia el hotel la hicieron ya cayendo la tarde, animados hablando de todas sus impresiones mientras escuchaban música.\n\n

    Hicieron una breve llamada a la familia para decirles que todo estaba bien. A Julie se le humedecieron los ojos al hablar con sus padres, y Tomás, que algo hablador estuvo con sus padres, pensativo se quedó después de colgar. \n\n

    Llegaron a la terraza de Sasa justo cuando se ponía el sol. Como siempre, Y allí, el pajarito de siempre, llegó a su rama para hacerles compañía como Sasa decía. \n\n

    En ese momento los turistas se encontraban cenando. Ellos tomaron un tentempié bien provisto de un poco de arroz con salsa de verduras y algo de fruta. Tomás se retiró a la habitación a escuchar música en sus cascos. Julie se quedó un rato jugando con las hijas de Sasa. Sasa y Julie sacaron un pequeño libro y una libreta, y se quedaron leyendo y escribiendo un rato. Cuando conoció a Sasa, con el tiempo, le expresó su enorme deseo de poder entender el mundo de las letras, y poquito a poco, en algún momento en el que tuvieran libre, en vez de conversar, aprovechaban para aprender la una de la otra. \n\n

    - Pero, ¿Por qué me cuesta tanto?- Le decía Sasa desesperada cuando equivocaba letras y sonidos. - Mis hijos van al cole y ya saben escribir y leer. Me dicen que yo soy tonta. \n\n

    - No permitas que te digan que eres tonta. Diles que su mamá es mayor y sabe mucho. Que su mamá con todo lo que con los años ha almacenado en su cabeza, un huequito está haciendo, para seguir aprendiendo más. \n\n

    - Pero, ¿por qué me cuesta tanto?\n\n

    - Ten paciencia y confianza. En cuanto hagas clic, ya verás qué rápido vas a leer y escribir. Será como un castillo de fuegos artificiales. Ten paciencia y confianza, y no decaigas. \n\n

    ¿Has escrito algo en el diario de hoy? \n\n

    Entonces Lucía y Sasa se ponían a leer sobre el diario, una libreta llena de borrones y correcciones y trazos, y a corregir algunas cositas y a explicarse se dedicaban. Y aprendían tanto página a página, atardecer a atardecer, que el cansancio no les afectaba, sobre todo, porque un pajarito silencioso, les cantaba y las acompañaba. \n\n

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    Cuando llegó la hora de irse a dormir, Julie cayó en un sueño profundo, Tomás, durmiendo sumergido en su música, y Lucía, que a veces no podía dormir, se tomó una infusión relajante, y notó como su cuerpo se zambullía en el colchón, y le pareció escuchar música que le acompañaba, hasta que el sueño le llegó. \n\n\n \n\n\n\n\n\n\n\n\n

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  • 2009-04-28 14:48:36
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  • Viajando al interior del corazón del león (4)
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