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  • A través de la llanura sin fin (25) \n\n

    Aquella mañana hubo reunión general en la cooperativa. Era al atardecer bajo un sol sofocante. Todas las mujeres y hombres acudieron con los niños cuando del trabajo todos se pudieron desprender. \n\n

    Julius, Mandi, Neyare, Sasa, llevaba todos los puntos que debían tratar anotados en un papel. \n\n

    - Planificación y sanidad\n\n

    - Mujeres y desarrollo\n\n

    - Alfabetización de niños y adultos\n\n

    - Talleres formativos para jóvenes\n\n

    - Atención sanitaria a bebés y a niños\n\n

    - Desarrollo de trabajo en la comunidad. Turnos de trabajo y cooperación.\n\n

    - Necesidades del campo y de la aldea. Labores ecológicas y sanitarias. \n\n

    - Necesidades de las familias\n\n

    - Creación de biblioteca y puesto sanitario\n\n

    - Desarrollo de ideas, comercio, y nuevas propuestas. \n\n

    - Búsqueda de alternativas. \n\n

    - Más puntos que se puedan incluir. \n\n\n\n

    \n\n

    Las mujeres estaban contentas con la cooperativa y los talleres formativos. Cada vez eran más conscientes de sus posibilidades, y de ellas mismas, aunque chocaban muchas veces con otras mujeres y hombres, pero poquito a poquito, entre muchos, lo estaban consiguiendo. Sus cremas eran vendidas a los turistas que pasaban por allí, y promocionadas en el extranjero. El problema es que seguían recibiendo muy poco en comparación con el precio de venta al exterior. Sus cremas eran completamente naturales, con un proceso manual en el tratamiento y excelente calidad para la piel. \n\n

    Los artesanos habían conseguido poner sus obras en un puesto del mercado grande de la ciudad. Allí muchas personas iban a adquirir productos locales. \n\n

    Los jóvenes estaban siendo formados en diferentes áreas. Estaban contentos, pues esos cursos en la ciudad eran muy caros, y allí podían formarse con la misma calidad. \n\n

    El problema era que tenían mucho trabajo y poco tiempo para dedicar a los cursos. Además, muchos se desmoralizaban pues pensaban que de nada les iba a servir todo aquello, que lo mejor era salir cuanto antes a otro país e intentar trabajar y ganar dinero. La televisión, publicidad que por allí rondaba y las películas que a su alcance tenían, les mostraba esa otra realidad. Era una lucha constante. \n\n

    Querían poner en marcha proyectos de desarrollo industrial en armonía con el medio ambiente y las poblaciones. \n\n\n\n

    Las ayudas entre la comunidad y las familias funcionaban, aunque tenían algunas trifulcas, pero se iban arreglando entre todos. \n\n

    Conseguir más medios sanitarios era todo un reto de todos los días. Muchas trabas les ponían y tenían y muy pocos medios. \n\n

    La escuelita iba funcionando y la biblioteca se iba ampliando. \n\n

    El proyecto, con los resultados favorables y la búsqueda de subvenciones o ayudas que Julius había llevado al gobierno y Lucía por su parte a su embajada , para ir ampliando y mejorando las condiciones, estaba siendo revisado. Les prometieron les prometió que para el fin de semana les darían una contestación, como hacía meses ya les habían dicho. \n\n

    Todos andaban nerviosos, pero Neyare tenía confianza en que ese fin de semana todo se resolvería favorablemente y Sasa meneaba la cabeza. \n\n

    - ¡¡Aquí, como no nos apañemos y protejamos nosotros mismos, nadie nos va a ayudar, pero tampoco dejaremos que nos sigan machando!! \n\n

    Después de la reunión, tenían organizada una pequeña fiesta. Las puertas estaban abiertas a todos, incluso a los turistas y viajeros. Se ofrecía cerveza local, tortitas, música y baile. Los niños revoloteaban por todas partes y jugaban con los nuevos invitados. Las mujeres y hombres charlaban y reían de sus cosas. \n\n

    Julie bailó y bailó un rato con Cosmas, que no paraba de alzarla y alzarla de los brazos para que saltara y saltara. Las niñas se reían. Todos los niños jugaban unos con otros, los niños más mayores llevaban a sus espaldas a los niños más pequeños. Todos se preocupaban unos de otros y todos se lo estaban pasando muy bien jugando y bailando. A Julie intentaron ponerle un pañuelo y enseñarle a que llevase un niñito en sus espaldas, pero Julie sólo quiso cogerlo en brazos, le daba miedo que se le cayese. Ella no sabía atarse bien el pañuelo como aquellos niñitos hacían con tanta maestría. \n\n

    Cuando ya anochecía, Julie se sentó con Sasa. Cogió una hoja de papel y boli y le pidió a Sasa que escribiese una carta a los señores gobernantes, porque Sasa sabía hablar muy bien y claro. Sasa se reía y le decía que había mejorado mucho, pero que todavía no escribía bien. Pero Julie le insistió. \n\n

    Entre las dos pensaban las frases y las iban escribiendo. De vez en cuando Sasa le preguntaba a Julie cómo se escribía una palabra y Julie, a veces se lo decía segura y otras dudaba, pero le decía, así parece bonito y bien dicho lo pensado. No importa si hay algún error. Luego lo corregimos con el diccionario, si tenemos tiempo, y si no, lo que queremos decir está bien claro, ¿no?\n\n

    Las dos charlaban, se daban la razón, se emocionaban cuando una idea nueva surgía y añadían, o matizaban y se reían de la emoción compartida. \n\n

    Después la leyeron en alto a Lucía, a Julius, a Neyare y a Mandi. Mandi les corrigió algo, Julius sonreía de contento, Neyare se emocionaba y añadía más cosas, y Lucía les estrechaba la mano emocionada.\n\n

    Julie guardó la carta bien plegadita entre las páginas de su diario y le dijo a Sasa que ella se encargaría de enviarla. En cuanto fuesen a la ciudad, iría a correos y la mandaría desde allí para que llegase lo antes posible a sus destinatarios. \n\n

    Sasa se lo agradeció, acarició su cabeza, y cuando se giró, meneaba la cabeza con cierta pena y apretando los puños bajo su camisa, pero llena de ternura y esperanza, su corazón se unía con la alegría de aquel momento de música, danza, comida y bebida compartida. \n\n

    Aquella fiesta, fue la última en la que todos los de la aldea estuvieron juntos y unidos y compartiendo un sueño común. Esperanzados y emocionados con ganas de hacer entre todos. De hacer bien las cosas, como ellos sabían, aprendían día a día, y seguían. \n\n

    Llegaba el fin de semana, Lucía y Julie partieron para el parque. Allí Hans, Hugo, Tomás y todos los jóvenes guardas las estaban esperando. Julie convenció a Lucía para que Sanga, Arisa y Cosmas fueran también con ellos y así lo hicieron. \n\n

    Lucía conducía relajada por la carretera y los niños reían y jugaban con el aire sacando sus manitas por la ventanilla. También durmieron todos a la vez, mientras Lucía seguía con los ojos en la carretera despacio llegando al interior del parque. Un fuerte aguacero les pilló por la carretera, como queriendo limpiar tantas cosas y alimentar con nuevas energías. La tierra se refrescaba. \n\n

    La carta de Sasa, acurrucada entre las páginas del diario de Julie, bien guardadita, permanecía dentro de la mochila en el maletero. La llevaba consigo a todas partes, pues no quería que aquella carta tan importante se le perdiese, hasta que por fin pudiera mandarla por correo urgente. Ya la había metido dentro de un hermoso sobre verde anaranjado, que había traído de su país para enviar cartas a su familia y a sus amigos. \n\n

    A los señores gobernantes, seguro que aquel hermoso sobre y lo que contenía, les iba a encantar. \n\n

    Así se lo dijo Neyare al ver el sobre tan bonito. \n\n

    “Seguro que les va a encantar y harán todo lo posible por escucharnos y saber qué es lo que aquí estamos haciendo y soñando. Cuando lo consigamos, Seguro que Sabo y Tunga volverán. Volverán a visitarnos, y entonces, nos daremos un abrazo, y entonces, conmigo estarán, o si nos tenemos que ir fuera, para por ejemplo, viajar, o estudiar o trabajar libremente, como hacéis vosotros, pues entonces, de su mano me iría también con ellos. Los echo tanto de menos. Sabo, mi querido hermano. Tunda, mi querido amigo.” \n\n

    Y dio un beso al sobre anaranjado y verdoso donde Julie había metido la carta. \n\n

    - No te preocupes, Neyare. Seguro que nos hacen caso esta vez. \n\n

    El coche se iba introduciendo en el parque y cuando dejó de llover, parecía como si hubieran entrado en otro territorio cerca y lejos de todo. \n\n

    Aquella mañana, nadie había dado una respuesta a la gente de la aldea. \n\n

    Neyare, aquella tarde, esperaba en la cooperativa, al lado del teléfono, recostada en el escritorio, con su mirada perdida en el campo verde que se extendía, con mujeres, hombres y niños trabajándolo con sus pies descalzos sintiendo la hierba, viéndolos a todos regresar cansados y sonrientes a sus casas mientras charlaban bajo la luz del sol. \n\n

    Aquella tarde, sola en sus pensamientos y sentimientos, Neyare, no sonrió. Su abuela le estaba organizando un casamiento en una pequeña aldea muy lejana de allí. \n\n\n\n\n \n\n\n\n\n\n\n\n \n\n\n\n \n\n

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  • 2009-07-10 13:14:42
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  • Viajando al interior del corazón del león (25)
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