LACOMUNIDAD.ELPAIS.COM_AFRICAVERDE2_2009_9_21_IMPRESIONES-MOZAMBIQUE-19-

El atardecer caía sobre la bahía. Los chicos y chicas volvían del colegio, jugaban al fútbol todos juntos. Los trabajadores iban y venían surcando una estela de oro en sus barcas de vela. Cruzando a sus gentes, a sus trabajadores, a los turistas, la poca distancia que les unía con Maxixe. En la ciudad, todos caminaban juntos por los bordes de la carretera: Los hombres, las mujeres, los niños. Todos juntos charlando y caminando. \n\n

El mercado desprendía olores, texturas y formas. El sol de la tarde alumbraba sus coloridas casas de barro y ladrillo. \n\n

Entramos en el mercado para comprar algo de fruta, telas y recuerdos. \n\n

A.K, nos dijo que aquí no era necesario tener muchas precauciones, pero en otros mercados nos advirtió que tuviésemos cuidado con la magia. Nuestro dinero, pasaportes y demás, podían desaparecer. Le preguntamos si se refería a carteristas, tan frecuentes en nuestro país. El decía que no. Que también podía ser, pero lo más practicado era, aplicar la magia con malas intenciones para hacerse con tu dinero. Que muchas veces tú estabas tocando y controlando tu cartera todo el rato, y sin que nadie se te acercase, te podían vaciar la mochila. O que te podían como hipnotizar para que les dieses el dinero. Aseguraba que esas cosas pasaban. \n\n

Nosotros tomábamos nuestras precauciones, como en cualquier gran ciudad española en horas punta de metro o aglomeraciones. \n\n

Cuando el trayecto en coche de una localidad a otro se alargaba o disminuía el tiempo de carretera, le decíamos, “Ha sido cosa de la magia” El sonreía, pero estas cosas, se las tomaba medio en serio y algunas, muy en serio. \n\n

Trayectos de carretera donde toda la actividad y vida acontecen a cualquier hora del día. Por la mañana, la salida hacia los coles o campos, los puestecitos de venta de leña, de anacardos, el continuo ir y venir de los hombres, las mujeres, los niños..., de la casa al trabajo, del trabajo a casa, de la escuela al campo, del campo a la escuela.... Al atardecer, todos reunidos bajo las palmeras, haciendo corro, entre las casas de cañizo, preparando la cena, las fogatas y contándose el acontecer del día. \n\n

En el hotel, ya no hay nada más que hacer, ni observar, ni aprender.\n\n

Te mueves por todo el espacio como un animal enjaulado. Subes y bajas, contemplas el cielo y la bahía, y las gentes del hotel. Piensas en la hermosa noche que va a brillar allí, pero aislada de todo. Te sientes tan lejos de todo, que sólo puedes quedarte mirando el atardecer, recordando lo visto día tras día, pensando en lo que todas aquellas personas estarán haciendo ahora. \n\n

A punto las estrellas están para salir, \n\n

a punto de irse a dormir la gente está, \n\n

para empezar un nuevo día más. \n\n

Pensando en sus preocupaciones, en sus miedos, \n\n

en sus penas y sus alegrías. \n\n

En sus necesidades, en las injusticias. \n\n

Y te quedas mirando el atardecer, escuchando el silencio, en un precioso paraje, aislada, aislada de la vida de esos pueblos que tan cercanos sientes, sin hacer nada, esperando simplemente ver, el rayo verde, y que empiece, \n\n

un nuevo día, \n\n

para salir del hotel y cruzar de nuevo, \n\n

la bahía,\n\n

pues donde la gente está, \n\n

es donde hay vida. \n\n

Ojalá el rayo verde\n\n

extienda su color \n\n

por toda la población. \n\n \n \n\n\n\n \n