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Cuando mi abuelito era un niño de unos diez años o así, según cuenta, fue al entierro de un amiguito suyo, que murió de alguna enfermedad, como tantos niños en aquella época de la larga posguerra, de privaciones, carencias. La meningitis, la poliomielitis, y otras muchas enfermedades, acababan con miles de vidas y dejaban con secuelas a tantos niños y niñas para siempre, sin que ocurriera ningún milagro.\nEl y sus compañeros del colegio, se turnaron para llevar el pequeño ataúd blanco, hasta el cementerio.\nAl terminar el entierro, toda la gente iba en fila, para dar la condolencia a los padres del difunto. Mi abuelito que era muy tierno, le pregunto a un niño mayor que estaba a su lado, que era lo que tenia que decir a los padres cuando diera la mano.\n...Y ese niño mayor, tan gracioso él, le dijo que la palabra apropiada era, enhorabuena. Y así fue El Cacum les dio la enhorabuena, el padre y la madre se miraron luego miraron a mi abuelito y movieron las cabezas de lado varias veces... Y así lo siguieron haciendo durante muchos años, cada vez que veían a mi abuelito.\n\n
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