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  • El día seguía siendo lluvioso y gris, y aquella tarde de otoño, el alumbrado publico añadía suciedad y sombras a todo lo que tocaba. Los tres coches que habían entrado desde Barquillo, doblaron la esquina y enfilaron la calle de La Libertad, el ultimo paró, cortando el acceso, de el se bajaron tres policías armados vestidos con unos tabardos grises, cruzados por unos correajes que les daban un aire metálico y frío, y que hacia que los pocos transeúntes que circulaban a esas horas, se cruzasen de acera, escudriñando de paso el porque de su temida visita. El primer coche de color negro y el segundo, blanco y que parecían de una funeraria y de una lechería, pararon enfrente de La Vaquería, de ellos se bajaron tres policías de paisano, con uniforme de policía de paisano, y otros tres grises mas, la cosa prometía. El espíritu del 25 de Abril en Portugal, reciente, pero aun faltaba un poco para que se muriese la pesadilla en España, pero eso aun no lo sabíamos y claro, se notaba.\nPrimero entraron dos armadas y detrás inmediatamente, para que no hubiese dudas los tres secretas. TonyTony tenia la música a todo trapo, como siempre, y el alboroto de conversaciones, el olor a pachuli y a humanidad, a nenuco y hachís se mezclaron con los aromas recios de Lavanda inglesa de Gal y con Barón Dandy, creando una complicidad entre los jóvenes clientes y los policías, cada uno en su papel.\n...Y así empezó la puesta en escena.\nMi querido amigo Juan Amorós que estaba a mi lado y que llevaba hablando de fotografía mas de una hora y tres cervezas, estaba explicándome que tenia que hacer un trabajo de fotografía para una exposición del pintor Gomila; anteriormente me enseño un boceto de Phil Trin para un disco que estaba preparando, y en eso estábamos, el seguía hablando, sin enterarse que se había hecho el silencio en La Vaquería. Yo le recordaba una noche anterior en la casona con el poeta y escritor, y también tabernero en esos tiempos Emilio Sola, que este y otros amigos nos leyeron su obra La isla en uno de los mejores ambientes, pero ese tema quedaría pospuesto para otro momento.\nDetrás de él un policía casi calvo me miraba fijamente, pensativo. !Horror! ese hombre había estado en mi boda, unos pocos años antes, era primo hermano de mi mujer, entonces, y a mi me lo presentaron como Adolfito. En ese momento se le debió encender la luz, su boca se puso sonriente y un tanto sardónica mientras se dirigía directamente a ponerse en mi frente.\nEl pánico se adueño de mi, por un momento creí que me iba a dar la mano o un abrazo, en ese instante me temí lo peor.\nSi hubiera ocurrido algo parecido, mis amigos se habrían quedado sorprendidos, eran todos rojos, algunos, compañeros mios, pero eso es otra historia.\n-!Documentacion! dijo mientras extendía la mano izquierda. Detrás y con las manos en alto, apoyadas contra la pared, algunos de mis amigos y conocidos eran cacheados, y algunos apartados. Saqué la cartera y le entregué el D.N.I., el lo cogió sin dejar de mirarme, después lo revisó.\nVolvió a mirarme y me preguntó -no me conoces?\n-Pues ahora mismo no caigo.\n-Soy Adolfo, el primo de tu mujer, estuve en vuestra boda.\n-Pues no recuerdo, creo que estaba borracho.\n... Y que haces aquí con esta gentuza?\n-Pues mira, tomando una cerveza y hablando de arte y cultura.....y política.\n-Esta chusma son todos drogados,izquierdosos, hijos de papa, vagos.\nMe quede helado, todos los canutos y copas que me había tomado y fumado, todas las confidencias y muchas mas cosas que había compartido con esta "vasca" y yo sin enterarme, así que respondí.\n-Hombre, no son malos, siempre que los veo, me alegro, vosotros si me dais miedo, ellos no.\nTodo esto ocurría en medio de un pequeño caos.\nSe llevaron a algunos y a otros les dijeron que fueran a recoger el carné a Sol.\n-Toma, dijo ofreciéndome el carné,-te puedes ir.\nLo guarde y mientras me iba sin pagar todo continuaba rutinariamente, como si ya se hubiese ensayado, los armadas me abrieron la puerta, unas gotas frías me dieron en la cara y me volvieron a la realidad, la pesadilla había pasado.\nA la salida de La Vaquería,me tropiezo con Abraham, un superviviente de la guerra en Madrid, el supervive vendiendo tabaco, con esa cantinela - tabaco cerillas piedras de mechero bombas de mano botes de humo, pero se anima y me saluda !hola Oscar!, como va la cosa?, _no esta el horno para bollos, respondí.\n-Ningún herido, todos muertos, terminó.\nEn la vida de La Vaqueria, las agresiones que sufrió por parte de los guerrilleros de Cristo Rey y de otros grupos fueron numerosos, agresiones a punta de pistolas y porras, tiros, bombas, a veces hasta querían que la gente cantase el cara al sol, parecía como si allí estuvieran todos los enemigos de mundo, de su mundo.\nEn la esquina del Carmencita, grupos de jóvenes y amigos observaban el trajín de La Vaquería, crucé de acera y entre en El Azur, el bar estaba lleno hasta los topes, los que fueron saliendo de La Vaquería y los que no quisieron entrar, incrementaron el aforo del bar, todo el mundo hablaba de lo mismo y todos a la vez.\nLa vida continuaba.\n\n\n
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  • 2008-02-26 18:41:00
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  • LA VAQUERIA DE LA CALLE LIBERTAD. 8
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