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 El pequeño Ponetta casi no podía comer de los nervios, pronto iría a buscar a Susana para ver el circo. Seria una tarde maravillosa.\n\n"Te veo desganado", le dijo su padre.\n\n"No estarás enfermo, en ese caso"...\n\n"No papa, de ninguna manera, es que estoy nervioso, un poco nervioso, ponme un poco mas, papa"\n\nLos padres aprovechan y abusan de las circunstancias.\n\n"Van a ir tus amiguitos"?, dijo la madre.\n\n"Y sus amiguitas también", dijo el padre.\n\n"!Papa!", dijo el hijo.\n\n"Bueno son las tres y hemos quedado en ir a buscar a Susana a su casa".\n\n"Toma el dinero".\n\n"Gracias papa pero es mucho".\n\n"No importa, así invitas a tus amigos".\n\nEl padre se acordaba de si mismo, de joven, mientras veía alejarse a su hijo.\n\n"Que te pasa?, que te has quedado pensativo".\n\n"Nada, no te preocupes corazón, el tiempo pasa".\n\nEl recordaba su salida de Italia y aquellos recuerdos por un momento le pusieron tierno y lágrimas en los ojos.\n\nEl joven Ruben Ponetta fue el primero en llegar a la puerta de la casa de Susana. Se sentó en el tercer escalón, apoyándose en la pared. El sol le daba de lleno y se agradecía el calorcito.\n\nPensó en el circo y en lo bonito que seria trabajar en el. Todos aplaudiendo, sobre todo los niños.\n\nA el le gustaba hacer feliz a la gente, ese traje de payaso que llevaba puesto, le sobraba por todos los lados y los enormes zapatos de color rojo y amarillo, también.\n\nPero tenia que salir a pista.\n\nEl presentador decía en esos momentos: " Señoras y señores, queridos niños, con todos ustedes, el payaso mas divertido del mundo, el famoso !Pim Pam Pim Ponetta!".\n\n!Pim pam!, "despierta, que te quedas dormido".\n\n"Vaya susto, estaba soñando con el circo".\n\n!Buenas tardes!, se oyó la voz angelical de Susana mientras salia de la casa.\n\nHola contestaron todos, pero los ojos de de Susana solo miraban a Pim Pam. Estaba tan bonita con aquel vestido blanco de talle alto y un poco fruncido a la altura del pecho, con aquella rebeca desabrochada de un color rojo, tan bonito, como el de sus zapatos y las mejillas con un brillo sedoso de tono granate que contrastaba con esos dientes blancos entre esos labios que apuntaban una sonrisa de felicidad, que hizo que el pequeño Ponetta cerrase los ojos, porque no podía aguantar tanta belleza y necesitaba un respiro.... y varios parpadeos que confirmasen tanta felicidad.\n\n"Vámonos entonces" y haciendo un esfuerzo, recompuso su figura mientras cogía la mano delicada de Susana y la atraía hacia él, para iniciar la marcha camino del circo Italiano.\n\n"Adiós, que os divirtáis".\n\nTodos siguieron detrás de la pareja mas linda de Pesqueira y ellos y otros tantos se fueron incorporando, como en una procesión festiva, camino de la plaza alta de las eras al encuentro de la ilusión y de la magia del Circo Italiano.\n\n"Seis entradas", pidio el pequeño Ponetta, con ese acento italiano adquirido de su padre. La joven que atendía la taquilla sonrió y le pregunto si era italiano, y Pim Pam la respondió que a medias, "mi padre es de Venecia, pero vive aquí", "muy bien", contesto la joven, "te voy a dar las mejores entradas de la pista", llamo a un ayudante y le dio un recado al oído, este se puso delante de Pim Pam y le hizo un gesto.\n\nEl pequeño Ponetta cogió la mano de Susana, miro a sus amigos con una sonrisa incrédula, hizo un leve gesto con los hombros y siguió al empleado. Llegaron a una especie de palco con sillas mas cómodas, y él con una indicación les señaló los asientos que deberían ocupar en la primera fila, se acomodaron y todos parecían flotar en sus respectivos asientos.\n\nContinuará.\n\n\n\n\n\n\n\n
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