PropertyValue
opmo:account
is sioc:container_of of
sioc:content
  • Con los dedos de una mano cuento las personas que me han hecho la misma pregunta impertinente, siempre con la misma entonación y el mismo gesto retorcido. "¿Y a ti qué se te ha perdido en Marruecos?". En ese momento no se me ocurren respuestas ingeniosas -lo reconozco-, pero estoy muy seguro de lo que se me había perdido allí: el nivel de exigencia. Eso lo sé ahora, de vuelta a casa, pero jamás había reparado en ello. El nivel de exigencia significa que "cuánto menos se necesita, más feliz se es". \n\nLos preparativos del viaje se sostenían en economizar lo máximo posible. Mi compañero de viaje -Nacho- y yo pasamos las quince noches del viaje en pensiones, hostales y casas de huéspedes. En las ciudades más turísticas, como Essaouira, no fue complicado encontrar alojamiento con cama y baño completo, pero en el resto de Marruecos hubo que conformarse con lo básico: una cama, muchas veces sin sábanas, es decir, un simple colchón. \n\nEn el mejor de los casos disponíamos de una ducha sencilla, y con el paso de los días se convirtió en un rito habitual la búsqueda de bichos. Las más frecuentes eran las cucarachas y las arañas, que nos provocaron alguna que otra reacción alérgica.\n\n\n\nPara comer, siempre que era posible evitamos los establecimientos para turistas, mucho más caros, y pocas veces caímos en caprichos occidentales. En cuanto al tranporte -íbamos sin vehículo propio-, en una ocasión adquirimos un billete de autobús con derecho a un taburete en mitad del pasillo, y algunos trayectos de varias horas los realizamos sin aire acondicionado, cuando la temperatura en el exterior llega a superar los 50 grados. \n\n\n\nPasamos los tres últimos días del viaje en Chaouen, refugio de extranjeros y cuna de la droga blanda, en el norte del país. Allí conseguimos una habitación muy humilde y sin baño, pero limpia y aseada, en un hostal de la medina. Las camas tenían sábanas y no encontramos ningún bicho. Por primera vez en el viaje hicimos una alimentación sana. Los medios de transporte no eran comparables a los de España, pero superaban con creces a los del sur de Marruecos.\n\nY entonces nos dimos cuenta de lo felices que éramos. O mejor dicho, de lo felices que habíamos sido durante esos quince días sin suntuosas necesidades. Recordamos con una sonrisa lo divertido que fue contar cuántos bichos se escondían bajo la cama. O la vez que rebuscamos en la mochila el pan del desayuno de hacía dos o tres días, con aspecto poco apetecible, porque no teníamos nada más para comer. O la cara que se nos quedó al ver que deberíamos llegar al desierto en un taburete del autobús, sin aire acondicionado y repleto de viajeros.\n\nEl nivel de exigencia, suspiramos al desembarcar en Tarifa. Qué poco se necesita allá, y cuánto se necesita aquí para ser feliz. Esa misma noche, alcé con Nacho la primera cerveza desde que abandonamos España y brindé por que ese sentimiento jamás se desvanezca. Era cerveza de barril, "meao" según los que frecuentaban el bar, y sin embargo aún hoy recuerdo su sabor.
sioc:created_at
  • 2009-08-31 21:53:19
is sioc:creator_of of
is opmo:effect of
sioc:has_container
sioc:has_creator
sioc:has_reply
opmo:pname
  • http://lacomunidad.elpais.com/alejandrosilva/2009/9/1/-y-ti-se-te-ha-perdido-marruecos- (xsd:anyURI)
sioc:title
  • "¿Y a ti qué se te ha perdido en Marruecos?"
rdf:type

Metadata

Anon_0  
expand all