LACOMUNIDAD.ELPAIS.COM_ALNATURAL_2010_5_12_ZEGRI-PUERTA-OLVIDADA-GRANADA

Granada se tiende a la vera de la Vega bajo el cielo nublado, pero algunos claros azules presagian una mejoría puntual para la tarde. Siendo así, decidimos salir de la capital nazarí y desplazamos en vehículo hasta el Puerto del Zegrí. En algo más de veinte minutos llegamos al collado olvidado donde ahora reina el silencio y la naturaleza, a pesar de la brutal herida que supone para el paisaje las extracciones de áridos en la umbría de la Sierra del Rayo.\n\n\n\n

Previamente hemos parado en la Venta de la Nava, cruce obligado de las rutas hacia Jaén, Iznalloz y Guadix, para tomar un café. Esta tarde de miércoles la venta está tranquila, no hay autobuses en lontananza y el aire ‘kitch’ de su interior contrasta con la inmutable estampa de la Sierra de Arana, al otro lado de la campiña del río Cubillas, se alza vigilante, inmutable, imponente.\n\n\n\n

Recorremos los Montes Orientales, una de esas comarcas que por cercanas a la gran ciudad no son muy conocidas, aunque los valores que alberga son destacables. Uno -y no es el único- de los atractores más emblemáticos es su paisaje y la naturaleza que alberga, islas de diversidad biológica y encantos para el viajero, rodeadas de campiñas, cultivos de olivo y cereal, un cereal que se torna cántabro bajo el fulgurante verdor de la primavera.\n\n\n\n

Desde las campas del Zegrí, a 1.080 m de altitud, nos encaminamos hacia la sierra de las Cabras, que se eleva desafiante a levante. Nada más comenzar a andar escuchamos el canto característico y el vuelo rasante de una collalba rubia, recién llegada un año más de tierras africanas.\n\n\n\n

La sierra aún está poblada de espesos encinares y hay que ir salvando la pendiente entre los corredores de hierba y roca que se abren entre los chaparros y las coscojas. La subida, sin ser difícil es laboriosa, pues se ha de atravesar un lapiaz (formación geológica donde la caliza dolomía adopta formas caprichosas, a veces afiladas y otras con huecos), por lo que nos alegramos de ir bien pertechados con botas de montaña de suela recia. A nuestro paso, las patirrojas se levantan y vuelan ladera abajo mientras la silueta de un águila calzada se cuela hacia el collado del Puerto de la Cruz. Hace viento y no es el mejor día para observar aves, pero mirar al suelo también tiene su recompensa, ocultas entre las coscojas o volando con humildad entre los tajos grises de roca desnuda, están las orquídeas y las mariposas.\n\n\n\n

Mientras ascendemos al Pico de las Cabras descubrimos cuatro especies diferentes de orquídeas, se esconden entre las rocas y junto a los arbustos, pero acaban siendo evidentes para el ojo entrenado del guía naturalista. Una de las más bellas es el ‘Espejo de Venus’ que destaca por su labelo azul metálico que imita al abdomen de una especie de abeja; encontramos también, entre el gris de la piedra caliza, a la ‘Orchis olbiensis’ que generalmente presenta un color rosa-violáceo pero que a veces sorprende por sus flores blancas, de gran belleza.\n\n\n\n

Según se gana altitud la vegetación se va haciendo más rala y empiezan a aparecer especies adaptadas al frío y las condiciones ventosas reinantes. Una de las más destacables es el espino de roca ‘Rahmnus myrtifolius’ cuya pequeña hoja ovalada recuerda a la del arrayán o mirto. Este espino sorprende por la manera de protegerse que tiene, adaptando su crecimiento al de la forma de la roca sobre la que se asienta, pudiendo así abrir sus flores y fructificar sin temor a que se rompan sus ramas por las rachas de viento; puede así igualmente recoger la humedad que, por condensación, se da en la época estival.\n\n\n\n

Tras una hora y media de subida llegamos a la puntiaguda cima donde se ubica una caseta de vigilancia de incendios hecha en madera. El panorama desde la cumbre es inigualable. Se divisan tres provincias, la granadina, Córdoba y sus sierras subbéticas, y la sierra sur y Mágina en Jaén. Frente a nosotros se alza la impresionante muralla caliza de Sierra Arana y tras ella asoman el manto níveo de Sierra Nevada. La cálida luz de la tarde anima a las golondrinas daúricas y a los aviones roqueros y comunes a subir hasta aquí en su incansable tarea aliada de comer insectos, rompen el aire y nos pasan rozando las cabezas mientras admiramos la comarca de los Montes orientales. Allá a lo lejos se vislumbra Píñar y su alcazaba, los olivares se extienden hacia Iznalloz y el verde deslumbrante de las mieses llevan la vista hasta Dehesas Viejas. Batida por el viento llega hasta nosotros una mariposa cardera a la que la templanza de la trde soleada ha debido despertar de su hibernación. Se posa sobre una roca a solearse, al igual que hacemos nosotros.\n\n\n\n

Poco antes de que el sol se oculte desdendemos hacia el Puerto del Zegrí. Las sierras del Campanario, Calderero, Pozuelo y las Cabras son hoy parte de la Red Natura 2000 y esconden uno de los parajes más sobresalientes para el aficionado a la observación de la naturaleza. Son uno de los lugares donde paramos con nuestros viajeros que se empapan un poco más de la riqueza histórica de sus pueblos, de su tradición y su gastronomía, entre paseo y paseo por las veredas. Mientras disfrutan de la naturaleza y el amplio panorama que ofrecen sus miradores, les acercamos a la convulsa historia de nuestra tierra. Quizás no entiendan el porque de las inquinas de la familia nazarí de los zegriés con los abencerrajes, pero en el siglo XV, ayudaron a debilitar al Reyno de Granada y facilitaron su pérdida. El nombre de una familia que quedó unido para siempre a este paraje de montaña en el que nos encontramos, en la antigua ruta de Granada a Jaén, a tan sólo seis leguas de la ciudad de Granada.\n\nJorge Garzón / al-Natural ©2010\n\n\n\n\n\n