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  • Vivir en una sociedad con una cultura tan diferente a la nuestra, tiene muchas peculiaridades. Y voy a tratar de tocar varios aspectos, para que os hagáis una idea clara de lo que me encuentro, cada vez que salgo a la calle.\n\n

    Una de las que más me ha marcado es el hecho de sentirte extranjera nada más salir de casa, es como si llevaras un gran cartel luminoso encima de ti. Tengo que ser sincera, definitivamente soy distinta. Por la altura, cuando estoy parada en un semáforo, miro a mí alrededor y casi todo el mundo me llega a la altura del pecho. Claro hay excepciones, pero son las menos. Tampoco quiero que penséis que soy una gigante en Europa. Una medida muy normalita, 1´70, esto lo aclaro para los que no me conozcan.\n\n

    Por el color de la piel. Vamos a olvidarnos de eso de que los orientales son amarillos, que no es una realidad, es un auténtico “cuento chino” (y nunca mejor dicho) que nos contaron de pequeños. En general la gente tiene la piel muy blanca. Como os comenté el otro día, para ellos es un sinónimo de belleza. No voy a presumir de que mi piel esté tostada por el sol, porque estaría mintiendo, pero tengo mucho más tono que la mayoría de la gente. Y tampoco voy tapada con estas temperaturas tan altas. Ese es otro rasgo que me diferencia a simple vista.\n\n

    Por los ojos, los míos son mucho más redondos que los de la mayoría y la nariz (recordar lo que os contaba el otro día con el niño del supermercado)… Para ellos somos unos auténticos narizotas.\n\n

    Ser distinta no es algo nuevo para mí. Creo que todos los somos, incluso dentro nuestra misma cultura. Ya que podemos encontrar gente diferente en la forma de pensar, de ver las cosas, incluso de juzgarlas. Ser físicamente distinto es también algo normal, ya que todos somos conscientes de cada uno tiene unas facciones diferentes, y además poco a poco vamos consiguiendo asimilar la pluralidad étnica en nuestro día a día. El problema es que aquí es demasiado evidente, es que se dan cuenta de lejos que no eres de aquí. Por ejemplo cuando quieres un taxi, no tienes ni que levantar la mano, son ellos los que te preguntan, y tú sólo tienes que asentir con la cabeza.\n\n

    Los primeros días nos hacía gracia esta sensación de sentirte tan diferente, y de que fuera tan evidente a los ojos de los demás. Es decir, vivir en Kaohsiung y ser tratado como "algo exótico" es un hecho que me sigue impresionando y a lo que no me acostumbro. Es increíble que niños te señalen con el dedo, o no dejen de mirarte, pese a que sus madres les llamen la atención. O que pases por la puerta de un colegio y te des cuenta de que corren para ponerse a tu lado y mirarte más de cerca. O escuches la voz de algún renacuajo diciendo: “wai kuo jen”, que por lo que he podido indagar significa: Una persona que viene de un país de fuera. \n\n

    Pero esto no es comparable a estar sentada en un banco, de cualquier parque, y veas cómo la gente prefiere estar de pie, antes que sentarse a tu lado. Y el que saca el valor de sentarse junto a ti, está como acongojado, como si al hablarle le fueras a soltar sapos o culebras.\n\n

    Pero por otro lado, encuentras gente que te mira con una gran sonrisa e incluso te saluda, con un “Nǐ hǎo”(hola), como si te conocieran de algo. Definitivamente es una mezcla extraña, y totalmente desconocida para mí.\n\n

    Ser extranjero en Taiwán es sinónimo de venir de América. Y por eso, cuando vas al mercado, entras en una tienda o simplemente vas a comer, es decir cuando haces vida diaria, observas la preocupación del taiwanés porque te estás acercando. “Un extranjero”, y por lo tanto hay que esmerarse en hablar inglés, aunque no sean más que las cuatro palabras que se sepan. Claro, todo ello acompañado de unos nervios increíbles, o una risa histérica producida por la inseguridad.\n\n

    Otra sensación que he tenido, como extranjera, es que piensan que tienes mucho dinero. Pero esto no sólo me ha ocurrido en Taiwán, en Brasil tenía la misma sensación. Tienen una fórmula matemática en la cabeza: extranjero es igual a rico. Y no entiendo porque pasa esto. Nosotros no somos turistas que vienen a hacer sus vacaciones. Somos currelas que estamos aquí para eso, trabajar. De manera, que como Félix es más getas que yo, para esto de los regateos, es él el que trata con los comerciantes, que no tienen puesto el precio en las etiquetas. Sabemos que en estos negocios existen varios precios dependiendo de quién entre por la puerta y de la destreza de los compradores, para rebajar el importe. Pero lo que no saben es que los españoles en estos menesteres, podemos ser unos artistas, bueno, Félix más que yo. A mí siempre me ha dado mucha vergüenza, no sé porque, pero es así.\n\n

    Aunque siempre procuramos ir a sitios que tengan los importes marcados. Este es otro de nuestros trukis adquiridos con la experiencia de viajar.\n\n

    Ser extranjero en Taiwán es vivir cada día aprendiendo y asimilando que eres diferente y que te tratan como tal. Aunque trato que me afecte lo menos posible. El que me conoce, sabe que soy una persona positiva, que incluso de las adversidades, trato de sacar una buena lectura. Salgo a la calle con buen sentido del humor y dejando que las cosas fluyan por sí mismas. Pese a todo esto que os estoy contando, quiero aclarar, una vez más, que los taiwaneses son gente amable, educados y que nos están tratando genial. Es una extraña mezcla esta de que te vean como una cosa rara y a la vez te traten de maravilla.\n\n

    Con las personas de aquí, que hemos tenido más trato, me ha dado cuenta que esas demostraciones que tenemos en España de darnos un abrazo, o plantarnos dos besos al vernos, no van con ellos. Te saludan de lejos, si pueden evitar hasta darte la mano, lo hacen. Se limitan a sonreír y hacen una leve inclinación del tronco y ya está.\n\n

    Pero bueno, no sé de qué me extraño. Recuerdo cuando llegué a Alemania. En una ocasión, sin querer, le pisé a una señora. Y le pedí disculpas, a la vez que le toqué en el antebrazo. Y se apartó de mí, con un salto hacia atrás, como si tuviera la peste. \n\n

    Así que tengo que deciros, que de todos los países donde hemos vivido, hasta ahora, junto con los italianos y los brasileños, somos los más “tocones”. Es decir, que a nosotros nos corre por las venas la expresividad, la euforia y porque no decirlo, la pasión. Y en muchos otros lugares esto no se demuestra en público ni por recomendación. Ya sea por barreras históricas o culturales.\n\n

    Tengo que reconocer que a mí me cuesta salvar estas barreras, y al final consigo, que incluso las personas que he conocido de otros países, las salven, aunque sea, sólo conmigo. \n\n

    Creo que ya os estaréis poniendo un poco más en situación de mí día a día, con lo que os acabo de contar.\n\n

    Bueno pues otra cosa que me ha llamado la atención, sobremanera, en Kaohsiung, es su “desorden”. Y me explico. He llegado a la conclusión de que el concepto de orden y limpieza en todos los ámbitos de la vida, es muy diferente del nuestro. Y que no se puede venir aquí, con una mentalidad occidental, y decir lo que he dicho en mi frase anterior. Hay que aceptar otros tipos de organización, aunque a nosotros nos parezcan caóticos, ya que para ellos son perfectos o por lo menos correctos.\n\n

    Nunca debemos pensar que nosotros poseemos la verdad absoluta de las cosas.\n\n

    Por ejemplo, estás en un parque y allí todo el mundo come, y aunque hay papeleras, la gente deja los residuos en cualquier parte. Mala costumbre, y me he dado cuenta, de que está muy extendida por el mundo. Ya que se piensa: “Ya vendrá otro a recogerlo”… Bueno voy a dejar este tema, que me caliento. Aunque creo, que antes de hacer esto, tenemos que pensar que la persona que decida sentarse después, tiene el mismo derecho que nosotros a encontrárselo recogido. Bueno, pero no es así… De manera que el parque parece una especie de vertedero, que tiene que recoger el empleado de limpieza de turno. Aunque parece que esto a ellos no les molesta lo más mínimo.\n\n

    Pero este “orden taiwanés” se observa en muchos más aspectos del día a día, en la forma de dejar las motos y las bicis en la aceras (en cualquier parte, sin organización alguna, y sobre todo sin pensar que ese es un espacio para que los peatones pasen), en los productos que puedes encontrar en una tienda (desde alimentos, productos de droguería, calzado, tabaco, o incluso ropa en un mismo local). \n\n

    Pero ahí no queda todo, me he fijado, que cuando llegas a un sitio que tienes que esperar cola ordenadamente, nosotros por lo general, nos ponemos detrás del último. Aquí, no sé cómo se lo montan, pero no te ven. Y pasan de las colas, van directos al mostrador, esto me ha ocurrido ya muchas veces. En algunos casos, incluso los ves que están haciendo unos malabarismos de miedo, para llegar al mostrador y coger sus tickets. A mí no me molesta, incluso me hace gracia. Pero siempre me imagino a la Sra. María, esa que está jubilada y no tiene otra cosa que hacer, pero que le pica un mogollón, que se le cuelen… Aquí le sacarían de quicio… Os lo puedo asegurar. Estaría todo el día a la gresca.\n\n

    En el tráfico de la ciudad, pasa lo mismo, recién llegados pensamos que era la ciudad sin ley, es como si no existieran normas, ni señales (como si a alguien, se le hubiera ocurrido colocar cuadros redondos o cuadrados sobre postes, por toda la ciudad, porque queda bonito)…. Los continuos cambios de carril de motos y coches, los estacionamientos en cualquier parte (aunque se pare el tráfico), los repetitivos bocinazos, el no respetar los semáforos, o pensar que los pasos de cebra son bonitos grafitis blancos pintados en el suelo, son sólo un ejemplo. Es como si todo estuviera permitido, como si lo más importante, fuera llegar antes. Pese, a quien pese.\n\n

    “Desorden” es el término más correcto, que se me ocurre, para definir la realidad del día a día en este país. Todo está confundido y todo se mezcla, como si tal cosa. Es impresionante. Me admira la facilidad con la que los taiwaneses pueden combinar todo, en poco espacio y sin ningún tipo de sistema. Por ejemplo, la gran mayoría de las aceras, no guardan una armonía urbanística, ni un orden estético. Cada comerciante la diseña según su gusto y necesidad. Es decir que en una misma calle te puedes encontrar mil colores y texturas diferentes, con otros tantos carteles de distintos tamaños y coloridos. Pasando por distintos materiales de pavimentos y alturas varias. Todo esto acompañado de los productos que se venden en los locales. \n\n

    Es decir, que en ocasiones vas por el trocito que te queda libre de acera entre las motos y los locales, y tienes que ir sorteando percheros, cajas, alturas diferentes, pavimentos antideslizantes, socavones, pavimentos resbaladizos, plantas, comida, etc…. Os lo podéis imaginar, no???\n\n

    Otra cosa que me ha sorprendido de las calles de la ciudad, es que en ellas se tiende la ropa particular en percheros con ruedas. O se preparan las carnes, verduras o pescados, que se utilizarán en los txiringuitos de comida, que están por toda la ciudad, o en las viviendas.\n\n

    Yo creo que esta es una de las cosas que más me ha impactado de Taiwán. En cualquier lugar puedes encontrar fuentes apoyadas en el suelo, donde se están remojando las verduras para ser limpiadas por alguien que están sentado en una silla baja, en medio de la acera. O puedes ver al matrimonio sentado en un banquillo, limpiando el pescado que luego van a cocinar. Las condiciones de higiene de muchos locales de comida, no sería bien vistas por los inspectores de hostelería, os lo puedo asegurar. Pero cuando vienes aquí y ves que para ellos es normal, que comen en estos locales. Piensas sino te estarás aburguesando demasiado, y si ellos pueden comer en estos sitios, porque no puedes tú???\n\n

    Por toda la ciudad encuentras puestos de comida, más o menos improvisados, que unidos a la cantidad de restaurantes de comida para llevar, o los 7&eleven, que están casi en cada esquina. Es difícil pensar que a lo largo del día vas a pasar hambre. Y cuando digo esto último, no es que esté repitiendo una frase hecha, es que es así, comen durante todo el día. No hay horarios de comida merienda o cena, siempre te cruzas con alguien que esté picando algo, en envases de plástico.\n\n

    Si tengo que definir a los habitantes de Kaohsiung, diré que me parece un pueblo trabajador, y activo. Pero me da la impresión que tiene muy marcado entre sus costumbres el valor del dinero, el mejorar su nivel económico. En muchas de sus costumbres y tradiciones el dinero está presente. Por ejemplo cuando se entierra a alguien, se le introduce una moneda en la boca y se queman billetes, para que no le falte en la otra vida. En el año nuevo, se regala dinero, etc…\n\n

    Aunque los taiwaneses tienen fama de avaros, también son muy ahorrativos. En muchas ocasiones podríamos llevarnos las manos a la cabeza frente a esta actitud, sobre todo si le sumamos que apenas tienen tiempo de disfrutar del tiempo libre y de los placeres de la vida. Trabajan mucho, para conseguir dinero, para mejorar su situación, y para poder ahorrar. Las personas que tienen negocio, por ejemplo, viven en él, les sirve para almacenar las mercancías y para descansar en los pocos ratos libres que pillan. No es el concepto de vivienda al que estamos acostumbrados, sino una especie de nave abierta a la calle, donde puedes ver a la familia comiendo, durmiendo una siesta, o viendo la tele. Mientras algún miembro del negocio familiar está reparando una moto o planchando la ropa en la tintorería, o atendiendo a algún cliente. Es otro concepto de vivienda, pero también de negocio…\n\n

    Como digo siempre, cada país tiene sus peculiaridades, y este tiene muchas de las que podría estar hablando durante horas.\n\n

    Pero creo que por hoy lo voy a dejar. Porque quería hablar de una parte de la ciudad que es protagonista en muchos de sus barrios, el río Ai (Love River, en inglés). Bueno, bueno, no vayáis a pensar que es el típico sitio para enamorados, atolondrados y apasionados. Es el río que desemboca en el puerto, y tiene este nombre, pero podría tener cualquier otro.\n\n

    Es un símbolo importante de rejuvenecimiento para la ciudad y un lugar ideal para pasar un rato sin prisas y tomar algo en uno de los numerosos cafés que bordean sus márgenes. Los cuales han sido rehabilitados y acondicionados como paseos para los peatones, como no, para el carril bici. Una actividad muy extendida entre los habitantes de la ciudad.\n\n

    En muchas ocasiones puedes desviarte de su curso para encontrarte con museos como el de historia, o el de los archivos de cine, o porque no, con algún templo. En general la ciudad es una ciudad funcional y moderna, pero de vez en cuando te encuentras con joyas arquitectónicas que recuerdan esa cultura y tradición milenaria.\n\n

    Pero lo que siempre encuentras a lo largo del recorrido fluvial son vestigios de los recientemente celebrados juegos mundiales. Existe además un embarcadero desde el que puedes tomar un barco y recorrer el río. En este embarcadero lo primero que te encuentras son dos simpáticos muñequitos. Que fueron la imagen de los juegos celebrados el año pasado. Una imagen amistosa y receptiva, la que transmiten estas mascotas, Gao Mei y Syong Ge. Llamados así en honor de la ciudad de Kaohsiung “Gao-Syong”. Mei significa hermana, y ge hermano. Estas adorables e ingenuas gotas del agua de colores rosa y azul pastel, representan a la ciudad, o por lo menos eso dicen. Yo no tengo la misma opinión. A mí me parecen un poco infantiles, pero bueno, es una percepción muy personal. \n\n

    Su imagen, la de las mascotas, está relacionada con el ecológico Estadio Principal, construido con placas solares. Con las construcciones que se hicieron para el evento deportivo, se quiso dar énfasis al mensaje de conservación y respeto del medio ambiente, impulsando la búsqueda de formas alternativas, que además estuvieran alimentadas por energía limpia. \n\n

    Bueno, el caso es, que casi un año más tarde de la celebración de los juegos, estos simpáticos personajes están en varios puntos de la ciudad. Recordando que no hace mucho en la ciudad se celebró un acontecimiento internacional. Y la reciente rehabilitación de algunas zonas, como el río Ai, así lo demuestra. Los habitantes de la ciudad se aprovechan de estas mejoras, paseando, haciendo deporte o montando en bicicleta por todo su recorrido.\n\n

    Sólo puedo decir una cosa, cuanto más tiempo pasamos aquí, más admiración siento por un pueblo que combina de una manera tan especial cultura oriental y modernidad. Empeñándose en construir un futuro que equilibre perfectamente estas dos facetas.\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n

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  • Taiwán 5. Impresiones personales y río Ai.
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