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 \n\nCon un niño interior es posible comunicarse. \nIncluso a veces me gusta pensar que desde el Presente... es posible comunicarse con el niño que se fue y tratar de Dirigirlo (el objetivo que las cosas sean más como las queremos ahora que sabemos lo que queremos... para mejorarse hay que cambiar hábitos muy arraigados en los primeros tiempos de formación del cerebro) \nPero el niño que fuimos no es exactamente el niño interior. \nEl niño interior es como el sabio interior. \nEntonces es posible comunicarse con él (como conmigo) pero el niño elige la forma de comunicarse en la que se siente seguro. Siempre. \nEl niño dice: si sabes cómo hablar conmigo... hablas conmigo y yo te contesto... si no sabes... ni te veo.\n\n También se fija en sus propios amigos que le gustan. Un niño interior no tiene sexo, es guiado por su sentimiento de amistad universal. Si le gusta alguien trata de llamar su atención. Si le muerden como los pollitos aprende que esa comida es mala. Y no repite. Si al niño interno le gusta alguien y se vuelve insistente con él, porque un niño, como un loco, es demandante al saber lo que quiere y desea, y ese alguien no ve al niño, o precisamente porque lo ve, quizá no tenga tiempo para niños o no le apetezca jugar con él... no se debe olvidar nunca que nosotros siempre somos responsables de nuestro niño. Y que como cuando rompías un cristal por jugar con la pelota lo pagaban tus padres, tenían que... pues entonces coger a nuestro niño interior de la mano y hacer delicadamente que deje de tirar de la chaqueta del señor o señora, niño o niña, con el que se haya empeñado en pasar más tiempo. \n\n No recriminarlo porque no consiga atención. Dársela nosotros pero sin dejarle que moleste demasiado. \n\n (notas de la maestra)\n\n
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