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  • Vaya por delante el aviso a navegantes: este post no es estrictamente ecoturístico pero bien es cierto que la cosa va de elefantes y turismo. Me explico. \n\n\nEn el siempre excepcional estado de la India de Rajasthán, se localizan varias de las mejores opciones del subcontinente indio para la observación de la naturaleza. Allí se encuentra por ejemplo el santuario ornitológico de Keoladeo, al que dedicaré su correspondiente post en el futuro, los parques nacionales de Ranthambore -al que ya dediqué uno el pasado 31 de agosto-, y Sariska, el desierto del Thar o las montañas Aravalli, entre otros buenos recursos.\n\n

    El estado cuenta con ciudades rebosantes de patrimonio arquitectónico en forma de suntuosos palacios y templos. Principalmente la capital Jaipur -la ciudad rosa-, Jhodpur y Udaipur.\n\n

    Los edificios más relevantes de Jaipur son el Palacio de los Vientos y el Palacio Real –morada del maharajá de Jaipur-, pero en las afueras de la ciudad aguarda una joyita patrimonial india: el fuerte Amber.\n\n

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    Y aquí es donde entra en acción el elefante. Supone la mejor forma de afrontar las empinadas rampas que conducen hasta la entrada del imponente Fuerte Amber. El fuerte es un conjunto palaciego del siglo XVI situado a 11 kilómetros de Jaipur y se ha convertido por méritos propios en visita turística obligada. En el acceso al fuerte que mandó construir el maharajá Man Singh se emplazan un buen número de elefantes indios engalanados para la ocasión, –aunque realmente van así de maquillados casi siempre cuando uno se cruza con los paquidermos por las calles de Amber y de Jaipur-, esperando la llegada de los visitantes con sus 20 dólares en mano. El tirón turístico que tienen es como su tamaño, mayúsculo. Así que no habrá más remedio que ponerse a la cola para subirse a alguno de ellos. Bien es cierto que la “frecuencia de paso” es alta y hay un buen número de elefantes asiáticos, de manera que el tiempo de espera no es excesivo (aunque esto siempre es relativo). Se puede subir también caminando en 10 minutos, pero no es lo mismo. Además cuando uno pasa bajo la imponente entrada principal presidida por la escultura y bajorrelieves de Ganesh, el Dios-elefante, siente un cosquilleo especial si va en alguno de sus “pupilos”.\n\n\n

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  • Los Elefantes del Maharajá
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