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Allí me planté a las 6 de la mañana. Era totalmente de noche pero pronto iba a despuntar la claridad previa a las primeras luces del día. El collado de Llesba, justo en el alto que separa Cantabria y León a través del puerto de San Glorio, siempre ha sido uno de mis lugares favoritos para disfrutar de los Picos de Europa. \n\n
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Desde el collado comencé a caminar de noche. El alba empezaba a hacer acto de presencia para iluminar, con esa luz tenue, el sendero que sube al Coriscao en un par de horas desde Llesba. Los tojos cada vez eran más densos en la primera parte de la subida pero una vez superados, al final de una empinada cuesta, decido que es un magnífico lugar para sentarse a esperar lo es que sólo cuestión de pocos minutos. Un mar de nubes cubre la comarca de Liébana, bajo mis pies. Más no se puede pedir. De este manto algodonoso emergen con más fuerza si cabe la siluetas de los enormes picos del macizo oriental y central. Se adivinan incluso algunos del occidental. Esa masa azul oscuro de piedra que todavía son las siluetas de las montañas comienza a adquirir un pálido color rosado. El gran momento se avecina. El rosa se torna anaranjado, y después amarillento. \n\n
El cielo también va matizando sus azules. De pronto una espectacular bola de fuego emerge entre las nubes. Es cuestión de 3-4 minutos, antes de que el disco solar levante completo por encima del algodón. El paisaje es sublime, muy poderoso. El silencio absoluto y el frío de la mañana recién estrenada despiertan el resto de sentidos. La silueta blanca y lejana del oso se deja ver con total nitidez. Sigo sentado en la hierba mientras el sol comienza a calentar y el suelo a evaporar la humedad de la noche. Es uno de esos momentos mágicos que siempre depara la montaña de Picos. \n\n
La primera parte del recorrido es la más empinada. Montaña arriba, se alternan los tramos de subida –más suave- con llaneo por la hilera de cumbres hasta el empujón final al Coriscao (2.234 m.; ver mapa nº 6 Parque Nacional Picos de Europa, zona oriental, editado por el CNIG y Parques Nacionales. Una vez arriba, la panorámica circular sobre los tres macizos -especialmente el central- no se olvida nunca.\n\n\n\n
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De regreso me acerco hasta el monumento al Oso. Está situado al comienzo de la ladera de la Peña Llesba. La vista es casi idéntica a la que se disfruta desde el collado pero no se por qué mis piernas me conducen irremediablemente hacia él cada vez que vengo al collado de Llesba. Espero que lo sigan haciendo muchas veces. \n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n
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