24 de diciembre 2009.\n\nEl calendario marca 24 de diciembre. O sea, que es Nochebuena, aunque eso aquí pase desapercibido. Sobre todo, por el insoportable calor que hace, además de los agobiantes mosquitos, que siempre se ceban conmigo. Lo que más me gusta de estas navidades tan lejanas es que aquí parece que los peces no beben y beben y vuelven a beber, y que nadie le pide a la marimorena que ande.\n\n Tras la experiencia brasileña en las cataratas, hoy le toca el turno al lado argentino, que según todas las previsiones, superará al anterior. \n
\n\nIguazú está situado en la provincia argentina de Misiones. Es un nombre guaraní, que se puede traducir como “agua grande”. La visita a las cataratas está perfectamente organizada. Comienza en la Estación Central, donde se toma un tren ecológico, que circula por una estrechísima vía en medio del bosque, a una velocidad máxima de 7 km/h. El recorrido férreo concluye en la Estación Cataratas, y ahí comienza un kilómetro de pasarelas sobre el inmenso río Iguazú. Así se llega a la indescriptible Garganta del Diablo, esta vez vista desde arriba. Por mucho que nos hayan contado, por muchos documentales, por muchas fotos que nos hayan enseñado,… esto no se puede comprender hasta que no se ve. \n\n
\nHablando de fotos, la cámara sigue estropeada, y somos los únicos visitantes de las cataratas que nos limitamos a verlo sólo a través del ojo, y no del objetivo fotográfico. El recorrido continúa a través de los llamados circuito superior y circuito inferior, con una sucesión interminable de saltos de agua (Bossetti, Dos Hermanas, San Martín,…). Parece que en cualquier momento puedan aparecer Robert de Niro y Jeremy Irons para rodar una segunda parte de “La Misión”. No dejan de sorprender las mariposas, que convierten las pasarelas en un desfile multicolor. \n\n
\nNo se puede dejar de hacer la llamada “Gran Aventura”. Consiste en un viaje en lancha que se aproxima hasta debajo mismo de algunas de las cascadas, con el consiguiente y completo chapuzón. Imprescindible hacerlo en ropa de baño. Las aproximaciones de la lancha a las cataratas son una buena descarga de adrenalina. El trayecto náutico termina, empapados, en Puerto Macuco, donde espera un camión que recorre el sendero Yacaratiá, para sentirse casi en medio de la selva. Aunque los animales no aparecen, supongo que hartos de tanto ser humano perturbando su hábitat natural.\n\n
\nCuesta abandonar el Parque Nacional Iguazú, otra vez en pequeño tren ecológico. Ha sido un verdadero festival de los sentidos, que supongo tardará mucho en olvidarse. Lo que sí se ha olvidado es que estamos en Nochebuena. Hay que encontrar algún lugar en el que cenar anticipadamente. Unos amigos de la amiga de una amiga nos habían recomendado “El Quincho del Tío Querido”. Costó encontrarlo, y cuando apareció, estaba cerrando para descansar antes de comenzar las celebraciones de la noche. Pero muy cerca está “La Tata”, y ahí se puede celebrar la Nochebuena, muchas horas antes de lo reglamentario, con una buena parrillada.\n\n
\nCalor tropical, húmedo, agotador, y acompañado de mosquitos. Quién lo diría, pero esta noche es Nochebuena. No lo parece en la tumbona al borde de la piscina del hotel. Es el descanso de los sentidos, que nunca habían estado expuestos a tantos estímulos como en las inolvidables cataratas de Iguazú.\n\n\n\n\n\n\n\n\n
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