\n 25 de diciembre 2009\n\n
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Es impagable poder levantarse un 25 de diciembre y no escuchar aquello de “fun, fun, fun”. Es Navidad en Iguazú, y lo celebramos con un desayuno que sería el equivalente, en calorías, a una cena de Nochebuena. Ha llovido torrencialmente (o mejor dicho, tropicalmente) y el cuerpo empieza a sudar apenas se pone el pie en la calle. Los mosquitos se han dado un festín conmigo. Parezco una paella, aunque más que granos parecen alubiones de La Granja. \n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n
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La jornada va a ser viajera. Hay que cruzar el mapa de Argentina de arriba abajo. Desde Iguazú a Ushuaia, un recorrido de 4000 kilómetros. Así de gigantesco es este país. Recorrer 4000 kilómetros es el equivalente a un coast-to-coast en EEUU, o a viajar desde España a Grecia, por ejemplo.\n\n\n\n\n\n
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Desde el aeropuerto de Iguazú hay que volar a Buenos Aires, y allí tomar otro avión que, tras efectuar escala en Río Gallegos, llega a Ushuaia. Es decir, llega al Fin del Mundo. Por cierto, el aeropuerto de Ushuaia se llama Malvinas Argentinas, lo cual es toda una declaración de intenciones. Ushuaia es la capital de la provincia argentina llamada Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur (casi nada). Esta provincia es la más joven de todas las que forman el país. Tierra de Fuego es un archipiélago formado por la Isla Grande y un grupo de islas menores, que están separadas del continente por el Estrecho de Magallanes. Está dividida en partes iguales entre Argentina y Chile.\n\n\n\n
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La primera sensación al llegar a Ushuaia es la de estar en un lugar diferente, peculiar. Se trata de la ciudad más austral del mundo, aunque aquí hay un estéril litigio con una pequeña localidad chilena llamada Port Williams, aún más al sur, pero sin la condición de ciudad. Si se observa un globo terráqueo, Ushuaia está abajo del todo, donde se termina la bola. Debe ser por eso que al caminar por Ushuaia tengo la sensación de que me voy a salir del mapa, incluso del mundo. El canal de Beagle y las montañas Martial son el entorno en el que se asienta Ushuaia. Me gusta incluso el nombre, Ushuaia. Es una palabra yámana que significa “Bahía que penetra hacia poniente”. Hay que ver cuántas cosas se pueden decir con una sola palabra. No hace falta explicar qué sucedió con las comunidades yámanas a medida que el hombre blanco fue conquistando (por decirlo de alguna manera) este territorio. Ni rastro queda de ellas. O mejor dicho, sí queda rastro: el recuerdo, la memoria, el legado que dejaron. \n\n\n\n\n\n
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Ushuaia surgió como colonia penal a finales del siglo XIX, en un intento por parte de Argentina de poblar la parte que le correspondía del archipiélago. Aunque no prosperó el plan, la prisión continuó albergando a los más peligrosos criminales del país, hasta su cierre en 1947. La antigua prisión se puede ver en el Museo Marítimo, que incluye visitas a las celdas.\n\n\n\n\n\n
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En el hotel Tierra de Fuego nos recibe un descendiente de asturianos, con el que todavía podíamos estar hablando. Qué delicia, escucharle. Nos recomienda un lugar para cenar: Tante Sara. También nos previene del cambiante clima patagónico: se dice que en estas tierras pueden sucederse las cuatro estaciones meteorológicas no ya en un día, sino en una hora. \n\n\n\n\n\n
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Son más de las diez de la noche, pero la noche no ha llegado todavía. Son las ventajas de estar en el Fin del Mundo. \n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n
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