LACOMUNIDAD.ELPAIS.COM_AROBATA60_2010_12_15_CALANDA

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Ruido ensordecedor, millares de tamborileros, color, sol implacable, incienso y pasión son las notas de este pueblo del que no puedes descolgar la figura de Buñuel, genial cineasta. Había visto varias de sus películas, Viridiana, belle de jour, el discreto encanto de la burguesía… y a medida que me acercaba a Calanda, imágenes como las de un perro andaluz, los olvidados, pasaban por mi mente a la velocidad que lo hacen los postes del telégrafo, y comprendí, entonces, con meridiana claridad, aquellas escenas surrealistas, aquella sátira mordaz, casi hiriente, que Luis nos dejó en sus creaciones, y que vuelan por estos paisajes espartanos, de matorral, de espliego y aliaga.\n\n

El pueblo, en semana santa, es un río purpúreo de gente, un redoble permanente de palillos y tambores, sudor y sangre en las manos. Recuerdo el estupor en los ojos de mis hijos, cómo se llevaban las manos a los oídos, cómo tiraban de mi mano para que los sacara de aquel volcán de ecos atávicos, en el que se convierten las calles y las plazas, en estos días de recogimiento. \n\n

Recorrimos de prisa y corriendo el pueblo, oímos hablar en la puerta de la iglesia del milagro de Miguel Pellicer y no pudimos dejar de comprar el gustoso y excelente melocotón calandino.\n\n

La semana santa de Calanda es diferente, no sé si mejor o peor que en otras poblaciones, no quiero hacer valoraciones, pero lo que sí puedo afirmar es que el fervor, la espiritualidad de estos hombres y mujeres se expresa de una manera distinta, tiene un recorrido diferente.\n\n

Antes que la noche callera y los sones portentosos y aguerridos de estos jabatos del tambor resoplaran por las aceras tomamos la carretera rumbo a Teruel, fin de aquel improvisado viaje. \n\n

Calanda es un pueblo pegado a la tierra que imprime carácter; es una población que supura ese tesón tan aragonés y al mismo tiempo te trasmite la templanza que los aragoneses ponen en todas sus acciones. \n\n

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