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    En este pueblo yo descubrí que el comer es una pasión, es un saber. En esta población yo he vivido días de glotonería que jamás he vuelto a experimentar. Este pueblo es el Pantagruel español, el paladín de la buena mesa.\n\n

    Llegué a este pueblo, por primera vez, una mañana de julio, deslumbrante y sabrosa como los pimientos del piquillo que esta tierra pare con naturalidad, el día anterior a sus fiestas patronales, como miembro de la expedición de hermanamiento del consistorio de Sant Adriá de Besòs.\n\n

    Es un pueblo rico en agricultura, en alegría popular, en vinos y en comida exquisita. Su posición estratégica, a orillas del Ebro, nuestro gran padre ibérico, generoso, la ha aprovechado para succionarle a la tierra toda su miel y proyectarla al mundo entero en conservas de calidad sublime. Como estructura es un asentamiento sobre una protuberancia escasa pero que deja una huella de resquebrajamiento, sobre la que se levanta una antigua ermita; a partir de este punto, parece ser el origen del pueblo, se desparraman casas anárquicamente hasta su fértil vega.\n\n

    Una de las más llamativas y curiosas estampas con las que te encuentras en las fiestas en honor a las santas reliquias, donadas por Doña Urraca a los monjes, según cuenta la leyenda, son sus pequeños sanfermines que se corren cada amanecer. Son coloristas, vistosas y donde la bebida es la reina.\n\n

    Las gentes de este lugar tienen un carácter abierto y esplendoroso, de una jovialidad apabullante, son corteses, amables y grandes conversadores. La alegría la llevan en la cara, la esplendidez es la moneda que llena sus bolsillos día a día y son unos anfitriones generosos. Te contagian su vitalidad y a poco que seas receptivo, tus formas cambian, tus comportamientos se conchaban con los de ellos y te conviertes en un navarro de la ribera, alegre y jacarandoso.\n\n

    Fuera de las percepciones y las emociones que plasmo en cada uno de mis viajes, hasta ahora, no he relatado ninguna anécdota o cosa jocosa, tal vez porque no venía a cuento, pero creo que en esta ocasión viene que ni anillo al dedo. Seguir el ritmo de vida de estas gentes es difícil pero si pretendes beber y comer con la voracidad y cantidad que ellos lo hacen, entonces te pierdes. Comen pantagruélicamente y beben como cosacos. A mí la primera vez se me ocurrió poner en práctica aquel dicho: “allá donde fueres, haz lo que vieres”; no veas qué apuro, qué situación tan embarazosa, acabé vaciando los vasos de vino por los rincones o las macetas que encontraba a mi paso. Seguirlos era del todo imposible.\n\n

    Tengo que hacer mención, aquí, porque es de justicia, al alcalde, al que yo conocí, a José Antonio, gordo, bravucón y alegre que dirigió los destinos de este pueblo durante algunas legislaturas. Con él hicimos el hermanamiento, con él pasé días hermosos y agradables y, con él, pillé algún que otro “pedo”. \n\n

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  • 2011-01-17 08:38:13
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  • San Adrián de Navarra
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