LACOMUNIDAD.ELPAIS.COM_AROBATA60_2011_1_24_SEDELLA

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Allá, donde Cristo tiró las alpargatas, según el dicho popular, está Sedella. Que no se me enfaden sus habitantes porque a renglón seguido digo que es uno de los pueblos más bonitos que yo he visto y he visitado muchos.\n\n

Llegar a este bello lugar, encaramado en la montaña, hay calles que son escalinatas para poder subir o bajar, por lo escarpado y pendiente de su ubicación, es una atrevida ascensión por la sierra de Tejeda, un paseo montaraz que si lo haces de buena mañana te inflará los pulmones de auténtico aire puro, que para los que vivimos en la polución permanente de la ciudad, nos pone en un aprieto.\n\n

Nada más entrar en el entramado de casas bajas y apretujadas, calles estrechas y colgadas en la pendiente, reconoces su origen morisco. Por lo sinuoso de su estructura, no existen plazas, es imposible, quizás en alguna calle nos encontramos con un poco más de ensanche de donde podemos observar paisajes maravillosos, barrancos que corren por sus contornos, bajos, profundos, el telón de fondo de la sierra que lo protege de los ariscos vientos del norte y, si a esta fisonomía le añades el cuidado de sus moradores, con el colgado de macetas primorosas en las fachadas, estás ante un verdadera postal, ante un pueblo para enmarcarlo. \n\n

No estuve mucho tiempo, fue un fresco día cercano a la navidad, para asistir a una reunión del consejo del Parque natural de la sierras de Tejeda y la Almijara, pero me bastaron estas pocas horas para recorrerlo, para entablar conversación con sus abiertos habitantes, para oler el sabroso potaje de hinojos que salía de cada chimenea, de probar en un bar, a la entrada del pueblo, sus delicias culinarias, para enamorarme de él.\n\n

Este pueblo de la axarquía malagueña, casi conserva las mismas tradiciones y es muy parecido, en su fisonomía, posiblemente también en la forma de ser de sus habitantes, a mi pueblo; es quizás por ello que su visita me gustó tanto, me impresionó y lo conservo en un lugar destacado de mis recuerdos.\n\n

A la vuelta te olvidas de todo porque tienes que poner todos tus sentidos en la carretera, esto hay que hacerlo en cualquier viaje, pero por ésta con mayor ahínco porque es escarpada, estrecha y retorcida. Es imposible dedicar dos segundos a la contemplación del bello paisaje que desde estas cumbres se divisa, un despiste, te precipita al vacío y ruedas por pendientes de pronunciado desnivel, hasta profundos barrancos desgastados. \n\n