PropertyValue
opmo:account
is sioc:container_of of
sioc:content
  • \n\n

    ¿Sede de la cristiandad o cárcel de la Roma extramuros? Este imponente peñasco, sobre el que se asienta el pueblo viejo, tiene connotaciones nocivas sobre la historia papal. \n\n

    Recorrí estas calles opacas y tristes, tal vez porque aún sienten pena amarga por aquella afrenta que infligió a la cristiandad el Papa Luna, una mañana agradable de primeros días de verano, haciendo turismo familiar, con el pensamiento puesto en la cantidad de entresijos y patrañas que tuvieron que correr por estas empinadas calles, entramado de estrechez, un puzle jacobino de achatadas casas, repletas ahora de abalorios para los turistas, que te llenan el alma de sacro sentimiento marino. \n\n

    Imaginaba, mientras subía hacia el castillo con mi hijo de la mano, las galopadas de los caballos portando mensajes, propuestas y hasta amenazas, los suspiros de los campesinos al calor de la chimenea, las miradas ateridas tras los visillos amarillentos, el color del amanecer, la brisa cargada de sal que subiría del mar y al Papa, enclaustrado, tozudo y autoritario, deambular por sus aposentos, dando gritos, exigiendo obediencia ciega, él que no la tenía.\n\n

    Desde el castillo fortaleza, el mar se abre magnánimo y te ofrece sus brazos sibilinos y tú, en posición de privilegio, lo rechazas con displicencia porque lo que ahora te atrae es el ocre añejo de sus pasadizos, el denso silencio que cuelga de sus paredes, la etérea presencia de su historia y no la sal que te ofrece el agua remansada. \n\n

    El mar ha acosado a este pueblo permanentemente; en el pasado lo esquivó subiéndose a la tarima de esta peña escarpada, en el presente, perdido el respeto, se ha aposentado a lo largo de sus extensas playas, de una manera desordenada, colocando una barrera infranqueable entre los naranjales y el agua. \n\n

    Después de habernos empapado de la pálida luz que corre por sus calles, bajamos al abierto y dislocado escaparate de sus nuevas calles, para alimentar el cuerpo, que también es necesario, para tumbarnos sobre sus radiantes arenas, a dejar que el sol tizne nuestra piel, acto dañino que la modernidad nos impone y que inconscientemente soportamos. \n\n

    Las tardes caen rápido por estos parajes, el sol se acuesta muy temprano y el trasiego calmoso del día sobre la playa se traslada a los paseos y las terrazas transformando la fisonomía del pueblo en una fragante algarabía nocturna. A esas horas, nosotros, ya estamos de camino, cansados de la pez que nos ha dejado el sol sobre nuestra piel, envueltos en un denso silencio de misterio pero contentos por los jugosos manjares que la historia nos ha trasmitido.\n\n

sioc:created_at
  • 2011-01-07 07:16:35
is sioc:creator_of of
is opmo:effect of
sioc:has_container
sioc:has_creator
sioc:has_reply
opmo:pname
  • http://lacomunidad.elpais.com/arobata60/2011/1/7/peniscola (xsd:anyURI)
sioc:title
  • Peñíscola
rdf:type

Metadata

Anon_0  
expand all