|
sioc:content
|
-
Como extranjero en este país, Indonesia, me ha sido muy difícil pasar desapercibido y más todavía viajando en bicicleta y teniendo una tienda de campaña amarilla.\nMe gustaría mostraros con breves historias, el día a día viajando en un país donde ya de por si no existe privacidad.\nCAPITULO PRIMERO\nHay momentos que sobre la bicicleta uno tiene sus necesidades, y como la ley de Murphi avisa, que no dice, cuando quieres encontrar un buen lugar, parece no existir.\nUna mañana ya sobre la bici, la digestión de la comida picante del día anterior empezaba a pasarme factura y tenía que encontrar un buen lugar, por lo menos donde la gente no me viera.\nParecía imposible, ya que a un lado de la carretera había una pared de rocas y al otro arrozales, pero por fin, encuentro un sendero que baja hacia un riachuelo, así que dejo la bici apartada a un lado de la carreta y me apresuro a bajar por el sendero.\nCasi ya con la lagrimilla me escondo entre unas plantas y cuando estoy tan a gusto oigo como unas motos se paran en la carretera. Al rato escucho voces de personas que se están acercando. Presiento que me están buscando porque puedo oír con nitidez sus voces, y no es un murmullo, vienen hacia mí gritando: ¡¡Hey mister!, ¡¡Hello mister!…\nTengo que asomar la cabeza para que se percaten de la situación.\nCAPITULO SEGUNDO\nYa esta casi anocheciendo y llevo todo el día sudando, así que lo mejor es encontrar un sitio donde bañarme antes de montar la tienda.\nSiempre que cruzo por un puente observo como el río es el lugar de baño de la gente.\nYo prefiero un lugar más apartado ya que no tengo la menor duda de que sería la gran atracción si osase a lavarme cerca de ellos.\nSigo por la carretera hasta dejar atrás varios kilómetros el pueblo. Cuando veo un camino me adentro en él, suponiendo que el pequeño sendero me conducirá al mismo río, pero lejos de toda la gente. Eso es por lo menos lo que yo me imagino.\nApoyo la bici en un árbol, me quedo en calzoncillos y ya metido en el agua me empiezo a enjabonar, a la que me distraigo un poco, empieza a aparecer gente de la nada. No vienen a lavarse porque lo único que hacen es observarme. Me siento como una atracción de feria.\nEn unos minutos se han congregado más de veinte personas de todos los sexos y todas las edades. \nLa situación se me hace muy incómoda.\nCAPITULO TRES\nLa noche anterior monté la tienda en un lugar paradisíaco. Era una explanada en una colina muy apartada de la carretera y escondida detrás de unos árboles.\nA las cinco de la mañana me despierto asustado. No ha amanecido todavía, pero hay la luz suficiente para poder ver.\nFuera de la tienda escucho la bocina de una moto: piiiii!piiii!piiiiiiiiiiiiiii!piiiiii!\nPresiento que la moto que esta pitando estará a un par de metros de la tienda. Ya la escucho como si estuviera dentro.\nSalgo de la tienda rápidamente y veo a un hombre sobre su moto. Esta sonriente y me dice: Good morning, mister!\nYa está. Sólo quería saludar.\nCAPITULO CUATRO\nEsta anocheciendo y parece que pronto empezará a llover, así que mejor montar la tienda cuanto antes. El problema es que estoy cerca de algún pequeño pueblo y me parece imposible encontrar un sitio tranquilo, así que hoy tocará montar la tienda en la comisaría de policía del pueblo.\nComo de costumbre, no tardo mucho en quedarme dormido, pero en mitad de la noche un policía empieza a zarandear la tienda y grita: Hey mister! Hey mister!\nSin salir de la tienda pregunto mosqueado que pasa, y el policía me dice, en inglés, que quiere dormir conmigo.\nMás mosqueado todavía le digo que no, a lo que el policía me responde: “I give blow job”\nA pesar de decirle que se fuera varias veces, tardó un rato en irse, y no me quedé tranquilo hasta que a través de la tienda vi como su sombra se alejaba.\nAsí, rodeado de gente me encuentro muchas mañanas.\n
 \n\n
|
![[This page as RDF]](http://webenemasuno.linkeddata.es/static/rdf-icon.gif){kind=icon}