La lluvia y el viento han estado paseándose alegremente por el norte esta última semana y, por eso, en cuanto los elementos nos dieron un respiro salimos de "curcero" por la desembocadura del río Asón. Vamos, por la ría de Treto. No es que sea yo la fan número uno de la mar pero, ¿por qué no? Así que me atavié con toda la ropa de abrigo que encontré (si, soy una friolera, pero mientras hay abrigo hay esperanza) y cámara en mano salté, literalmente, al pequeño barco de un amigo. \n\nA veinte por hora salimos del puerto dejando a nuestras espaldas el puente de hierro que comunica Colindrescon Treto. ¡Cuántas veces lo habré pasado en coche! Y sin embargo nunca lo había visto desde el agua. A la derecha fuimos dejando laplaya del Regatón, donde unos paisanos se adentraban lo que a mi me pareció mucho para intentar pescar lubinas (luego se estinguen las especies misteriosamente y esas cosas); y después el puntal de Laredo. \n\n\nA la izquierda primero Treto, luego una orilla verde y aparéntemente muy tranquila al final de la que se intuye el humedal de la marisma. De frente la peña de Santoña, con el pueblo a sus pies y la fría prisión del Dueso mirando al mar, como siempre. Una vieja cantera a la entrada de la villa marinera nos ahuma la postal. Es el precio del progreso. Supongo.\n\nPor el camino pasamos junto a un montón de gaviotas y patos. Sí, patos. Estaban flotando allí alegremente, como si no les afectara el paso del tiempo ni la climatología ni que el agua estuviera congelada (es noviembre, ¡seguro que está congelada!). Unos solos, otros en pequeños grupos, otros en grandes bandadas. Y de repente unos cuantos levantaban el vuelo y se lanzaban al aire, a la vez. Y la verdad es que no estaba nada mal la vista de las aves acompañadas del olor del salitre y el tacto de la brisa.\n\nNo es que este pequeño viajecillo sea algo impresionante. En realidad fue muy sencillo. Pero probablemente son estas cosas "sencillas" las que nos permiten para un momento y apreciar todo lo que tenemos alrededor. Yo, por ejemplo, estoy tan acostumbrada a ver a un lado el mar azul y a otro las montañas verdes que ya no me quedo con la boca abiertaal contemplar este paisaje (el sábado creo que es perdonable porque hacía un aire que era como para quedarse con la boca abierta...). Y sé que debería. Ya me vale....\n\n\n\nOtras fotografías en http://www.flickr.com/photos/cristinaelozano/sets/72157622691512059/show/with/4108722919/
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