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  • Unos ojos rasgados son la punta del iceberg de nuestras diferencias con los chinos. La vuelta a la rutina en España, después unas largas navidades, significa el comienzo de la Fiesta de la Primavera, lo que se conoce como el Año Nuevo chino fuera de sus fronteras. Petardos, fuegos artificiales, dragones y abundante comida son elementos básicos para disfrutar de una fecha oriental que les hace aún más particulares a nuestra percepción. El año pasado fue la rata y este año le ha tocado al buey. Si el roedor consigue su triunfo gracias a la inteligencia que le caracteriza, el animal que acompañará al pueblo chino durante los próximos doce meses conseguirá el éxito a base de trabajo, esfuerzo y paciencia. Quince días con aires festivos en los que la familia se antepone a la vida diaria.\n\n

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    La locura de una ciudad en fiestas por ti.\n\n

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    Caprichos de la luna han convertido este 25 de enero en la víspera del nuevo año del buey. ¿El siglo XXI puede albergar el año 4.707? En Beijing, sí. El astro más cercano a la Tierra dicta su sentencia y establece siempre la Fiesta de la Primavera entre el 21 de enero y el 21 de febrero. El calendario lunar se convierte en una tradición marcada por la cultura han y su amor hacia este astro. \n\n

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    Las flores aún no se han abierto pero a China ya ha llegado el movimiento de la primavera. Una denominación que se otorga a la popular migración interna con el sólo objetivo de reunirse con los seres queridos en estas fechas. Largas caravanas de coches y autobuses circulando por las carreteras y unos atestados andenes de tren dan testimonio. Y es que la familia tiene un valor muy arraigado en la cultura china. Un día antes o, incluso, la misma víspera, las ciudades quedan huérfanas de sus trabajadores. Reencuentros que se celebran con mucho ruido y pocas nueces. Aquí, tienen más éxito las dim sum (empanadillas). El elemento de la gastronomía china que se ha extendido más rápidamente por España resulta un plato esencial en todas las mesas de las ciudades del norte. Pero como no sólo de empanadillas vive el hombre, los tallarines, además de ser un alimento recurrente durante todo el año, en esa noche conllevan tintes simbólicos y son cocinados en honor a una vida más longeva. Manjares que se entremezclan entre las bolas de pescado y de carne que representan la unión familiar así como las tortas de arroz a modo de pan. Y es que nuestro mayor alimento de acompañamiento a todas las comidas, aquí en China ese día también tiene una connotación más que racional y escenifica la idea de realizar tanto progresos vitales como profesionales. Son fechas llenas de matices, detalles, sentimientos, donde el dinero juega un papel tan secundario como importante. El ocio y la comida constituyen el mayor desembolso económico, se estima que hasta 4.000 RMB (430 euros) puede llegar a gastarse una familia. Abundancia significa prosperidad y nunca puede faltar comida. Lo que esa noche sobra, algo que se sabe que sucederá de antemano, podrá servir de alimento para el día siguiente y por extensión, gracias a un rico simbolismo, al año nuevo que entra. La víspera del Año Nuevo está marcada con una x, en rojo, en el calendario lunar, ya que tiene lugar la cena más importante para ellos. \n\n

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    Cuando cae el sol, entusiasmadas familias copan los puestos callejeros de venta de artículos de pirotecnia que inundan la ciudad. Volver a la infancia sólo cuesta un puñado de yuanes y la osadía de jugar con fuego a menos seis grados bajo cero. Las sirenas de los bomberos y de la policía se pierden entre el atronador sonido de los petardos. En apariencia, no existe peligro pero, a decir verdad, ésta práctica resulta inconcebible para cualquier ayuntamiento español. No hay perímetros de seguridad ni organización previa, en estas fechas prima la espontaneidad. Una improvisación que se prolonga en el tiempo hasta cinco días después.\n\n

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    Pensando en fiesta por ti.\n\n

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    El movimiento de la primavera se muestra como una auténtica inspiración para los locales y hacen del turismo un regalo navideño. La Plaza de Tian´anmen rememora viejos tiempos, aquellos en lo que los turistas brillaban por su ausencia y las cámaras chinas eran las que más trabajaban. Es época de descubrimiento para los chinos más rurales que deciden coger un tren y aventurarse en las inmensas ciudades. Estos días Beijing acoge notables migraciones mientras que los occidentales posponen su visita para días con temperaturas más cálidas. Las sonrisas y las poses frente a los grandes monumentos pertenecen a las clases sociales más rurales del gigante dormido, aquel que pretende impulsar un desarrollo sin transición. Existen aglomeraciones en lugares donde el resto del año se impregna un verdadero tinte occidental y el idioma chino adquiere connotaciones anglosajonas. En lugar de duì, se escucha más yes y los saludos dejan de representarse con un simple ni hao. \n\n

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    Dos semanas festivas que se convierten en la mayor excusa para olvidarse del resto del año. Petardos que no dejan de poner sonido a las calles y elementos decorativos de color rojo se perciben en cada una de las manzanas, cada una de las casas. Y Nien tiene la culpa. Antiguas leyendas hablan de la existencia de una bestia extremadamente cruel y feroz que comía personas en la víspera de la Fiesta de la Primavera. Desde entonces, los guardianes de piedra vigilan las puertas de los hogares. Ruido y mucha luz roja visten esta fiesta y protegen a una población que trata de ahuyentar a Nien. La superstición se convierte en esa religión global que nadie puede ni quiere hacer desaparecer. Ahora es el mejor momento para instalarse en el País de Nunca Jamás y creer en la existencia de dragones y otras criaturas que no tienen cabida en las maratonianas jornadas de trabajo de los habitantes que pueblan este excesivo país.\n\n

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    Tradición y superstición pasean de la mano por las calles de Beijing. Si Nien causa un pánico disfrazado de festividad entre los locales, existen otras costumbres que ellos nunca descuidan. El extraño por casualidad es difícil que se percate de la colocación del carácter felicidad bocabajo en la puerta de las casas, y es que felicidad invertida y felicidad que llega se pronuncia igual en este lenguaje de símbolos. Relieves de madera, tiras de papel de color rojo con frases escritas de buenos deseos, decoran los hogares. Los cuchillos se esconden para que así el hilo de la fortuna no se corte. Durante unos días no se barre, podría correrse el riesgo de echar la buena suerte que ha llegado. El conocido aguinaldo que se entrega a los más pequeños en España, aquí se disfraza de un sobre de color rojo con una pequeña cantidad de dinero. Preciado regalo para unos niños que disfrutan gastándoselo en destellos de luz en el cielo. Dormir pasa a un segundo lugar y mantienen sus rasgados ojos abiertos durante toda la noche de víspera del Año Nuevo. La sobremesa se prolonga hasta altas horas, y es que estar despierto durante esa fiesta en China significa alargar la vida de los padres. Amenizan las horas disfrazándose de dragones y leones. Pero lejos de la simplicidad de diversión que transmite, esas danzas nacieron con un objetivo y no es otro que ahuyentar las malas ondas y atraer la buena fortuna. Siguiendo la tradición, este tipo de rituales se convierten en un enlace común para los chinos en muchas de sus fiestas a lo largo de todo el año. \n\n

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    Pero madrugadores hay en todos los lugares. La primera mañana del nuevo año, las familias centran toda su atención en rendir homenaje a los antepasados y tratan de visitar a cada uno de sus miembros siguiendo una más que rígida jerarquía. Después, se da paso a la diversión, a la música callejera y a los puestos de nubes de algodón. Uno de los parques con más encanto de Beijing, el Long Tan Yuan, acoge durante los días posteriores a la entrada del año a familias con la única intención de divertirse frente a un lago congelado por el frío. Gorros de animales y bastones decorados andan a sus anchas entre una multitud que aprovecha para comerse unos pinchos de carne o pescado al ritmo de música oriental.\n\n

    Mirada penetrante por ti.\n\n

    Todos los nuevos años traen consigo una retahíla de deseos, cambios con los que soñamos. En China, tanta superstición y tradición tiene su máxima explicación en un pensamiento de mejora para un país que lucha por hacerse un hueco en un mundo constituido para los más fuertes. Sueños que se traducen en un augurio por una vida más acomodada, una perfecta armonía dentro de la familia y una alegría que se inmiscuya entre la sociedad, el pilar más importante para la milenaria cultura china. Celebración engalanada de petardos, motivos rojos y mucha ilusión que acabará quince días después con su Fiesta de las luces. Feliz año nuevo o, como dirían los chinos, xinnien kuai le.\n\n\nhttp://www.youtube.com/watch?v=6UttbuJhaaE\n\n

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