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  • Lianjian. Esta ciudad se presentaba a nuestros ojos como una nueva oportunidad para conocer la cultura del país que nos acoge. Como aparentes hijos del dueño de una empresa de vinos española llegamos a uno de los pueblos que componen la provincia de Fuzhou, a 968 millas al sur de la capital del norte.\n\nNuestra presencia allí respondía a un motivo que bien podría sonar inverosímil: necesitaban representación española para la apertura de una tienda vinícola en un pueblo del mismo tamaño que Rivas. Lo que a priori resultó ser una razón poco fundamentada, pronto pasó a ser la raíz de peso de toda la parafernalia que se destapó. Cantidades de vino para todos los comensales en la inauguración de un balneario hecho para impresionar, ese es el método que emplean los business men de China. Un campei detrás de otro (lo que en España se traduce por un Hidalgo), por cada una de las veinticinco mesas en honor al dueño de la empresa española, aquella de la nos habíamos convertido en hijos adoptivos de la noche a la mañana.\nLianjiang personifica la China que imaginamos. Anárquica, solidaria, decadente, amistosa, rural, machista, callejera, viciosa, mezcla de olores que seducen o se aborrecen…auténtica. Calles atestadas de gente, garajes convertidos en tiendas de pesca y de motores, rivalizan con un asfalto donde reina un caos que solo entienden los que circulan sobre él. Línea doble continúa invisible a los ojos del conductor que desea adelantar a una moto-taxi, a un rickshaw y a camiones que muestran su motor, sin dejar de esquivar a los camicaces que pedalean en sus destartaladas bicicletas.\n\nLa cercanía al mar ha resultado ser el mayor contrapunto entre este pueblo y Beijing. Carne en el norte, marisco en nuestro último destino temporal. Reuniones gastronómicas repletas de todo tipo de animales marinos (sí, el desconocimiento no nos permite cerciorarnos de lo que hemos ingerido). Mesas y sillas de plástico, sombrillas de playa y palillos de bambú son el mobiliario que presentan las marisquerías de este pueblo próximo al Mar de China. La comida no guarda relación alguna con el lugar donde la sirven. El protagonista es el cangrejo y punto. Los platos nunca se agotaban, al contrario de las botellas de vino de la casa y es que los brindis aquí se hacen a lo grande. Cuando no era por el jefe de la gran empresa del pueblo, era por el dueño de la televisión de Fuzhou. Consecuencia: sobran las palabras. \n\nLas sofisticadas inauguraciones de las tiendas madrileñas nada tienen que ver con las que por aquí se hacen. Una alfombra roja custodiada en ambos lados por ramos de flores, columnas hinchadas de aire que flanquean la calle llena de curiosos y para terminar una traca y lluvia de confeti. Hortera, sí, pero a los chinos les gusta así y les vimos felices. Nosotros lo fuimos con ellos.\n\nUn banquete similar al de una boda, sirvió de colofón para una esperpéntica presentación de vinos españoles en una pequeña localidad china a cargo de los que con trabajo e ilusión dan vida a este blog con palabras e imágenes para que sigamos siempre cerca. ¡Por España y por China, campei!\n\n\nhttp://escribiendoenchina.blogspot.com/\n\n
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  • 2009-05-29 08:28:05
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  • ¡Campei!
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