Con mi brazo en cabestrillo todo se vuelve lento, muy lento. Pero es de agradecer, esta pausa. \nHe visto dos películas en dos noches, he leído en profundidad el periódico, como a mí me gusta.\nHe visto programas colgados en la red (gracias a todos los genios que crearon internet, y a Paco por llevarme a lugares fantásticos!) y he escuchado la radio en forma de podcast, paseando por el río. \n\nPero ay, escribir es una proeza que me deja la mano dolorida. Tengo que seguir trabajando, mis estudiantes no se compadecen y me hacen reír, con consiguiente punzada en mi costilla aplastada por mi propio peso. Me riñen por no llevar casco. Me cuentan sus propias caídas, de forma similar. Las vías del tranvía son una trampa mortal!!\n\nOs dejo dos regalitos, uno por día, sabor a chocolate amargo pero rico, del que me gusta, el negro. Es lo que suelo comer (dejando que se deshaga lentaaaaamente en la lengua) mientras disfruto de obras maestras, como éstas:\n\n\n\nEn español, "Si la cosa funciona". El Woody Allen lúcido, otra vez. El humor que yo esperaba después de aquel panfleto turístico, lejos ya en mi memoria. \n\nY una de esas de periodistas, brillantes (la pelí y ellos). "Todos los hombres del presidente", cuando el periodismo no estaba tan denostado como hoy en día. Cuando todavía se oían las máquinas de escribir en las redacciones, ese sonido que se ha perdido y que sin embargo evoca tanta luz, tanta fuerza, esas épocas que hacen volver al tópico, "cualquier tiempo pasado..."\n\n\n\nHace relativamente poco que el propio "garganta profunda" desveló su identidad. También se supo que el periodista interpretado por Redford había colaborado con agencias secretas...
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