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El tango se baila en Buenos Aires y en Montevideo Es rioplatense...por mucho que todos los que viajan allá crean que es típico de todo el país. Si me apuras, hay quienes creen que yo, por ser española tengo que salir por bulerías en cualquier momento o marcarme un tango. Pero, la música pertenece a alguien? Creo que no. Y hay unos cuantos que han dado un giro al tango tradicional, llegando al tango electrónico, haciendo que no solo suene genial, sino que sigues teniendo ganas de bailar abrazada y bien preta a tu pareja. \n\nDel Río de la Plata hasta Europa: suenan acordes tanguero-jazzero-electrónicos gracias a la globalización y a proyectos tan originales y arriesgados como el de Gotan Project. Son: un suizo, un par de argentinos y un francés...y creo que ultimamente una argentina más que llora tangos. \n\nOtro grupo que me acompaña es Bajo Fondo Tango Clu b, integrado nada más y nada menos que por gente de la talla de Gustavo Santaolalla, entre otros genios del tango y otras músicas rioplatenses. Yo caí en las garras de Piazzola y él me llevó hasta el tango de vanguardia, con grupos como estos y también gente más arriesgada como Tanghetto (fusionan tango electrónico con flamenco, jazz, candombe...)\n\nAsí que, mientras os dejáis mecer por las fotos que hoy os regalo, por qué no hacéis lo mismo escuchando tango de vanguardia, llegando a oír a Evita Perón en El capitalísimo foráneo ?\n\n
 \n\nEl tango es, sobre todo, urbano. Por eso merece la pena verlo en las calles. Además, la sensualidad que lo caracteriza es quizá más provocativa en plena calle. Hay en Buenos Aires muchos espectáculos, algunos se ofrecen "gratis" unidos a cenas que no lo son tanto -más bien lo contrario- y otros piden entrada, con muy diversos precios. \n\n \n\nYo me quedo con los que te encuentras en la calle, en las plazas abiertas, vivas y acogedoras de San Telmo (juntito a donde vivía ET), en las calles comerciales como Florida, en cualquier esquina de Palermo. Ese abrazo arrabalero, sensual y sexual. \n\n \n\n \n\n \nComo noche de "Adiós Buenos Aires querido..." buscamos un local para bailar o para escuchar, tango, claro. Buscamos un barrio algo alejado...y nos encontramos en Almagro, un barrio que tranquilamente podría ser un barrio obrero cualquiera de Zaragoza o Barcelona, así de similares eran los edificios, los parques, en fin, toda la estructura-infraestructura urbana. La diferencia: la parrilla. Como no, nos comimos en La Blanquita (Bulnes esq. Perón) un pedazo de parrilla por su sitio, carne argentina, bañada con un vinito de Mendoza, justo en frente del Boliche de lo de Roberto, un local donde unicamente nos encontramos con gente de allí. Un bar-restaurante de techos altos, paredes forradas de estanterías de madera ennegrecida por el tiempo, por humos, por alientos y por el sabor de mucho, mucho más. Allí, en un mini-escenario, minimísimo, un guitarrista acarició su guitarra, sacó los acordes precisos para que una chica subiera un peldaño y con su voz nos hiciera subir al cielo, en lunfardo, entre milonga y gotan (juego de palabras típico del lunfardo, que viene a ser tango, pero al revés).
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