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Hay ríos míticos, quizá el Orinoco no esté entre los más nombrados, pero si que es un río de una extraordinaria belleza. \n\nEl segundo más caudaloso en Latinoamérica. Un universo misterioso donde conviven selva visible e invisible bajo sus aguas, con humanos y animales. \n\nJunto con esos otros ríos míticos, nutren al planeta de una buena cantidad de oxígeno. Los ríos son siempre símbolo de belleza, pura vida; las fotografías que de ellos hago pueblan mis paredes y su imagen en constante movimiento puebla mi memoria. \n\n Blas escribía sobre el Nilo. Recorrí parte de él, también del Amazonas (futuros posts, espero). Pero estos días quería recordar al Orinoco, que para mí significó mi primer contacto con un continente espectacularmente hermoso y fascinante, a la par que difícil y en ocasiones cruel con sus habitantes. \n\nDelta Amacuro, delta del Orinoco. \n\nEntre sus infinitos bosques de caños y sus islas selváticas creadas a partir de los sedimentos que trae el río, se desarrolla la vida de, entre otros muchos pueblos, los waraos. Su día a día está íntimamente ligado al río. Hasta tal punto que warao se traduce por "habitante del agua" / "hombre de la canoa".\n\nCon ellos conviví una temporada, de ellos aprendí sabiduría de siglos sobre cada hierba, cada fruto. Homeopatía en estado puro. \n\nAllí todo era tamaño XXL. La exuberancia vegetal se muestra en todo su esplendor, desde hace milenios. Un simple potos, un platanal, un mango, un cocotero, se convertían en abundancia titánica. Y la selva, abundante como su río, da y da. Los pescados más deliciosos que haya probado en mi vida, morocotos sobre todo, fueron peces felices entre sus aguas. A las pirañas, sin embargo, no las miraba yo con buen ojo...ni ellas a mí. Tampoco a los camaines que se acercaban sacando morro hacia nuestras canoas, manejadas con asombrosa pericia y rapidez por los waraos. Canoas que, cual maestros ebanistas, construían los hombres a partir de troncos de los generosos árboles que resisten a las talas indiscriminadas y a la deforestación. \n\nDe la palma del moriche extraían las mujeres sus principales materiales de subsistencia, para comer, beber y crear objetos artesanales para decorar la casa o para la cocina. Cestas, bandejas, mochilas para cargar los frutos de la selva..y todo ello con una prodigiosa técnica de dedos femeninos sabios y veloces. \nSon extraordinarios artistas, que, sin embargo, no dan valor a lo que hacen. \n\nSi las deforestaciones siguen, temo que el Orinoco dejará de ser río que da vida y, junto con el Amazonas y otros ríos, constituye el pulmón de la Tierra.\n\n
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