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Ayer reunimos a unos amigos en casa con el propósito de recordar nuestro viaje a Myanmar (Birmania), en junio de 2007, antes de la revolución que volvió a dejar aislado al país. Nos sentamos a una mesa birmana, con platos típicos de allí -que nos esforzamos en imitar sin mucho éxito. Al cocinar, traté de recordar una de las comidas más deliciosas que he disfrutado en mi vida, que tuvo lugar en una cabaña a la orilla de uno de los brazos de agua que lleva al Inle Lake. Una chica muy joven, que manejaba su propia barca para llevar a turistas a recorrer el lago, nos invitó a cenar. Nosotros compramos con ella los productos necesarios en el mercado. Su sueño era montar un pequeño restaurante en el pueblo...no sé qué habrá sido del sueño, pero recordando el éxito de la cena, y contando con su buena mano, energía, simpatía y coraje, quiero pensar que lo consiguió. \n\nHoy en día, con tanta información y tanta tele, tanto que hacer...los relatos de viajeros asustan a algunas personas. Cientos de fotos, detalles de viajes en los que ellos no participaban y cuyas aventuras no pueden terminar de compartir o entender...en un mundo donde además ya queda poco por conocer, en una sociedad en la que escuchar se ha convertido en un rara avis. \nLos viajeros pensamos que a todo el mundo va a interesar nuestro relato, o que nuestros recuerdos van a despertar su interés y les van a dejar boquiabiertos, basados en fotos deslumbrantes. Pero no siempre es así. \n\nSin embargo, yo lo hago con amigos íntimos que sí disfrutan con ello. También lo he hecho de forma gratuita para clubs de montaña, asociaciones, organizaciones educativas, escuelas...y en alguna ocasión me han pagado, no solo con aplausos o palabras amables, que siempre son bienvenidas. Me gusta comunicar, contar. Me emociono al recordar el viaje y creo que tengo el don de transmitir esa emoción al que escucha atento, y que de repente puede viajar conmigo hasta ese mundo, que ya no es tan desconocido. \n\nYa os he hablado de estas cenas y de estas proyecciones en otro post, en el que también os contaba que en Alemania asistía a proyecciones de fotos realizadas por aventureros que eran grandes oradores. Me preguntaba por qué aquí triunfa este tipo de actividad y en España no. Pues bien...he sabido por Ser aventureros , programa de radio que escucho gracias al podcast, y del que soy fan, que estos días se puede disfrutar en Madrid de una exposición que reúne los recuerdos de expediciones de nueve grandes aventureros y de sus charlas en la Residencia de Estudiantes, a principios del sXX. Y es que la Residencia fue el foco cultural más importante de una época que se prometía a sí misma una nueva ilustración, la época de la luz...apagada brutalmente con el estallido de la guerra civil. Tras la guerra continuaron su labor como pudieron, ante una férrea censura y casi nulo presupuesto. Hasta la democracia. \n\nEntonces, a principios del sXX, se escuchaba con fruición a cualquier viajero que diera noticia de otros mundos, y que lo hiciera desde el punto de vista de un explorador y no de un conquistador. El público gozaba con las palabras de aquellos hombres que eran considerados casi como héroes, o al menos, infundían un gran respeto. Y junto a sus conocimientos sabían transmitir la emoción del viajero, la sorpresa, el asombro que uno siente ante lo desconocido, ante la explosión inaudita de belleza en tantos rincones del mundo. \n\nQué tiempos aquellos. \n\nOs conmino a asistir y a contarlo en el blog, viajeros de hoy. :-)\n
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